_
_
_
_
_
Tribuna:EL DEFENSOR DEL LECTOR
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La ö de Schröder

Este periódico -o, más exactamente, algunos de los que escriben o escribimos en él- ha mantenido durante años un particular contencioso con la hache de Kohl. La ubicación de esta letra en el apellido del canciller alemán no ha estado clara y seguramante sigue sin estarlo para algunos redactores. Esa duda entre Kohl y Khol, que se ha resuelto con demasiada frecuencia a favor de la forma incorrecta de escribir el nombre de quien lleva 15 años al frente de la cancillería alemana, ha sido señalada en no pocas ocasiones por los lectores. A su preocupación respondió la columna publicada en esta sección el 14 de diciembre de 1997 con el título La hache de Kohl. ¿Ocurrirá lo mismo con la ö de Schröder si, mandato popular mediante, el candidato socialdemócrata a la cancillería sucede a Kohl y se sitúa en primera línea del escenario político y, por ende, del informativo? Un lector, Daniel Bollag, ironiza a este respecto en un correo electrónico dirigido al Defensor del Lector. «Qué mala suerte», dice, «tienen los alemanes: no contentos con sufrir con un canciller cuyo nombre no sabéis escribir los españoles (como vemos cada dos por tres en vuestro periódico), ahora, además, se han dado hasta un candidato de la oposición con idéntica desgracia (como vimos en la primera página y en el interior de la edición del 3 de marzo y como veremos muchas veces aún, me temo)».

Es tiempo, sin embargo, de neutralizar ese riesgo que el lector juzga poco menos que inevitable. Su temor lo provocó, efectivamente, el titular de primera página de EL PAÍS del 3 de marzo y el que encabezaba en páginas interiores la información (sección de Internacional) sobre la proclamación de Gerhard Schröder como candidato socialdemócrata a la cancillería tras su amplia victoria en las elecciones de Baja Sajonia. Pero lo curioso, por llamarlo de alguna manera, es que tales titulares no reflejaran el nombre del líder socialdemócrata correctamente escrito hasta 11 veces en la crónica firmada por Pilar Bonet, corresponsal de EL PAÍS en Bonn. Se produjo, entonces, la incoherencia de que al líder socialdemócrata alemán se le llamara «Schröeder» en los titulares, mientras que en la información se le denominaba correctamente «Schröder».

¿Qué dice el Libro de estilo sobre el empleo de palabras alemanas que llevan el acento llamado umlaut, de apariencia idéntica (dos puntos en horizontal sobre una vocal) a la diéresis? En primer lugar, señala que el efecto del umlaut germano es distinto a la diéresis, pues aquél transforma la pronunciación de esa vocal (ä, ö, ü). Por eso, añade: «En alemán es correcto colocar una e detrás de la vocal para sustituir el acento: se puede escribir, indistintamente, "Düsseldorf" o "Duesseldorf". Lo que no puede hacerse es mantener el acento sobre la vocal y al mismo tiempo alargarla con una e, como sucedió en los titulares del pasado 3 de marzo. En todo caso, el Libro de estilo establece que «es preferible colocar el umlaut, y así se hará en EL PAÍS». Lo correcto, entonces, es escribir Schröder. Y así parece que se está haciendo tras el inicial y llamativo error del 3 de marzo. Al menos, el Defensor del Lector, muy atento desde esa fecha a toda información proveniente de Alemania, no ha observado ningún nuevo error y así se ha puesto de manifiesto en las informaciones sobre el congreso del SPD del anterior fin de semana que proclamó oficialmente a Schröder candidato socialdemócrata a la cancillería.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

No tiene nada de extraño que el periodista desconozca cómo se escriben los nombres alemanes, incluso los más conocidos. Lo extraño es que no intente remediar ese desconocimiento mediante la consulta o una mínima labor de documentación. Un lector español residente en Múnich, Carlos O. Morales, señala algún error más sobre términos alemanes en el editorial Lavado de cara (EL PAÍS de 8 de marzo), referente a la aprobación por la Cámara alta alemana (Bundesrat) de la ley contra el crimen organizado que autoriza escuchas policiales. «Es erróneo», dice este lector, «lo escrito en el artículo: "... Thomas Schäoble ha anunciado que introducirá cambios legales en su länder... " , cuando lo correcto es "en su Land"...». Una simple consulta del Libro de estilo habría bastado para evitar este error , pues allí se dice claramente que el plural de land (país) es länder, término con el que se designa a cada uno de los Estados que forman la República Federal de Alemania. Este lector, que también señala un error en el apellido del responsable de Interior de Baden-Württemberg -es Schäuble y no Schäoble-, da un consejo acorde con el Libro de estilo. «La lógica más elemental me dice», señala, «que si no sé escribir las palabras en otro idioma, mejor uso solamente las traducciones: en este caso, estado o estados en lugar de Land o Länder».

Pobres y ricos

Rafael Abati, lector habitual de EL PAÍS, no le resultó nada fácil, según cuenta al Defensor del Lector, reivindicar ante sus amigos el rigor de este periódico al analizar el titular de primera página de la edición de 8 de abril sobre el proyecto de nuevo IRPF. El titular decía: Las rentas altas ahorrarán siete veces más que las bajas con el nuevo IRPF . El lector se confiesa tenaz defensor de la calidad de EL PAÍS, de su rigor informativo y de la consistencia de su línea editorial en cuantas discusiones sobre la independencia de los medios de comunicación -habituales hoy día, según afirma, tanto entre «líderes de opinión» como entre ciudadanos de a pie- ha mantenido con amigos, compañeros y familiares. Pero se ha sentido incómodo con ese titular que, a su entender, cuestiona el «rigor informativo que vengo defendiendo como cualidad de EL PAÍS». ¿Qué es lo que le ha incomodado de ese titular al lector? Que no refleja que, si bien en términos absolutos el ahorro será de 148.272 pesetas para las rentas superiores a cinco millones de pesetas y de 19.348 pesetas para las inferiores a dos millones , el ahorro porcentual será mayor para las últimas (el 29,7%) que para las primeras (el 6,2%). Es cierto que, en la medida que este aspecto queda oscurecido, el titular es confuso y no responde fielmente al contenido de la información, como ordena el Libro de estilo. En relación con este tema, es más claro y preciso el titular A más renta, más ahorro en pesetas que abre una información de Concha Martín sobre el proyecto de IRPF (EL PAÍS, 18 de abril) en la que se dice: «El nuevo impuesto sobre la renta supone más ahorro de impuestos, en pesetas, cuanto mayor es el nivel de ingresos. Sin embargo, proporcionalmente a lo que ahora se paga, la rebaja es superior en los tramos bajos que en los medios, aunque respecto de éstos los niveles altos salen ganando».

No es fácil reflejar en un titular todos los matices de un proyecto tan complejo como el de IRPF, que está dando lugar a un interesante debate sobre a quién beneficia más, si a los perceptores de rentas bajas (los pobres) o a los de las altas (los ricos). Incluso alguno de sus efectos está por ver. Por ejemplo, ¿qué incidencia tendrá sobre unas y otras rentas la supresión de las desgravaciones en la cuota y su sustitución por las deducciones en la base? Pero esa complejidad no es excusa para un titular confuso.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_