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LA CRISIS DE LAS ESCUCHAS

Guerra de filtraciones o caza de fantasmas

Miguel González

Para los expertos en los servicios de información, lo verdaderamente sorprendente no es que un agente se deje la nómina -u otro documento con su identidad real- durante una huida precipitada, sino que la prueba de cargo continúe en el mismo sitio cuando se produce el registro judicial.¿Quizá no fue consciente el Cesid de los rastros dejados en el piso? ¿No se le ocurrió, por si acaso, realizar una inspección? ¿Quiso hacerla y no pudo?

Desde que se descubrieron las escuchas el 31 de marzo por la mañana hasta que se hizo el registro judicial la tarde siguiente pasaron más de 24 horas. Durante esa noche, con la denuncia ya presentada, el piso quedó bajo custodia de la Guardia Civil.

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Tal vez en lo ocurrido durante ese tiempo estén las claves de la tensión posterior, que se manifestó en forma de acusaciones cruzadas de filtrar noticias a la prensa.

El director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, coincidió el pasado día 2 en A Coruña con el periodista que al día siguiente firmó en El Mundo la noticia que atribuía al Cesid las escuchas descubiertas en la sede de HB. Desde el ministerio de Defensa se le señaló con el dedo. En vísperas de que EL PAÍS publicase que la juez había encontrado la nómina de un agente en el piso, coincidió también -ahora en el Senado- con un redactor de este periódico. ¿Sospechas confirmadas?

Pero Defensa tampoco quedó libre de suspicacias. Se le atribuyeron la mayor parte de las noticias publicadas por este diario, aunque alguna, comunicada con nota oficial en su momento, fue simultáneamente desmentida.

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El mutismo del Gobierno, que se limitó a anunciar la apertura de una investigación interna cuando estalló la crisis sin ofrecer una respuesta política al aluvión de críticas, contribuyó a engordar los rumores sobre discrepancias reales e imaginarias.

Este episodio ha hecho aflorar la existencia de desconfianzas profundas entre ministerios, que multiplican la tensión en caso de crisis. Pero también refleja un pobre concepto de la prensa. Si detrás de cada noticia hay una filtración interesada, ¿qué queda del periodismo?

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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