Espejo de un panorama multicolor
No hay necesidad de tribu. El público, literalmente multicolor, que se, dio cita ayer, en el décimo Espárrago es un reflejo perfecto del panorama musical que recoge este programa. Si la tarde empezó con los zarpazos musicales de los granadinos Sin Perdón -que cedieron el testigo a los contundentes Ktulu- había algunos que ya empezaban a probar la pista dance con los primeros pinchadiscos de la tarde.Poco a poco se fue llenando el recinto compartimentado del Espárrago, donde para ir del mundo techno al del pop-rock, hay que atravesar una nave-zoco de ropajes fantásticos- que alberga al fondo el escenario flamenco.
Bajo el cielo gris actuó Cornershop, síntesis del afán de hermanar sonidos occidentales con ritmos de Oriente. El funk, el dub y el folk de la India se mezclan en un sonido eléctrico con el alma del sitar. Chumbawamba ofreció otra cara del ambicioso pop británico. Lo suyo es, sobre todo, un espectáculo en el que los integrantes, de negro riguroso y corta melena teñida de rubio, arropan con su pop-dance a dos cantantes que hacen de su presencia un postulado estético. Recuerdan a unos Talking Heads o B-52 llevado a un sonido más actual. Pero el espectáculo de Chumbawamba tuvo un inconveniente. La tarde, que empezó a aclarar en sus últimas horas, deslució un poco su propuesta. Tuvo que venir un fenómeno meteorológico como Enrique Moriente para crear la confusión necesaria y fundir el día con la noche. El Omega de Morente supo hacer noche luminosa cuando todavía no se había ocultado el sol.
Cuando salió Ocean Colour Scene tenía el telón de fondo idóneo para captar a la gente. Brit pop de exportación trajeron sus canciones melódicas y bien construidas a un público que intentaba entrar en calor. Lo lograron por momentos, pero ellos tenían una ventaja. La noche transmite mejor esos matices.
Pero la primera jornada del Espárrago iba a terminar como empezó. Dos grupos en dos escenarios distintos subieron el escalón de lo radical. Los cubanos Garaje H, en su presentación en España, hicieron gala de un magnetismo crudo y arrollador. Su rock-rap conquistó en el escenario Tipo repleto de recién ganados fans. Los norteamericanos Faith No More cerraron el círculo con su metal afilado y esponjoso que absorbe y destila rap, hardcore, toques de funk y algo de techno. Colores negros y fríos que dejaron el cuerpo a tono para seguir en la pista de baile hasta el amanecer.
Babelia
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