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En nombre del hijo

La misma epidemia de peste que asoló Sevilla a mediados del siglo XVII, que sumió en una gran crisis a la ciudad andaluza y que motivó que Francisco de Zurbarán se instalara en Madrid, se llevó la vida de su hijo Juan. El primogénito de los Zurbarán aún no había cumplido los 30 años, pero ya tenía una sólida carrera, al margen de sus colaboraciones con su padre, que fue truncada por la muerte.La existencia de Juan de Zurbarán y de su trayectoria como pintor estaba documentada, pero no fue hasta los años ochenta del presente siglo cuando su obra fue considerada de forma independiente. La exposición de Francisco de Zurbarán permite contemplar, reunidas por primera vez, cinco obras de su hijo, cuya pintura estaba marcada por un tono menos austero que el de su padre e influido por un cierto sensualismo mediterráneo. Las obras de Juan de Zurbarán pertenecientes al MNAC son Naturaleza muerta con un cesto de manzanas, membrillos y granadas (hacia 1643-1649) y Naturaleza muerta con fruta y jilguero (hacia 1639-1640). Junto a ellas puede contemplarse una obra procedente de Mänttä, en Finlandia, en la que aparece la fírma del artista y que fue una de las que sirvieron para desvincular la obra de Juan de la de su padre. Otras dos naturalezas muertas completan este apartado en el que pueden verse también dos bodegones de Francisco de Zurbarán confrontados con los de su hijo.

Más información
El Museo de Arte de Cataluña rinde homenaje a Zurbarán con una exposición de contrastes

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