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Reportaje:

Cigarrillos de cine

Dos informes revelan el aumento de escenas de fumadores en las películas más taquilleras

Dicen que el mejor cigarrillo es el primero de la mañana tras el café. Puro tópico. El más ansiado es el que se enciende tras una sesión de dos horas y media de cine. Y más si la película le recuerda a uno con una bocanada de humo que es fumador. En las películas rodadas en los 70 y 80 el tabaco parecía haber desaparecido del mapa. Hasta los cineastas, especialmente los anglosajones, llegó el mensaje de una sociead anitabáquica hasta la médula. Sólo fue un lapso. Se habían ido a comprar cigarrillos.Dos estudios recientes, británico y etadounidense, muestran que las escenas que humean se cuadriplicaron entre 1990 y 1995. ¿Repreenta a la gente de hoy, o es otra forma de penetración de la industria tabaquera?, se preguntan las autoridades sanitarias.

Las salas de rodaje habitualmente son colilleros. Si hay fumadores empedernidos es en el mundo del cine, recuerda el director español Emilio Martínez Lázaro. Y, aunque parte de las colillas son suyas, reconoce que "de creer antes que sacar a alguien fumando era algo totalmente normal, de repente me lo planteo. Sí ha habido autorrepresión en el cine", asume.

Como un reflejo pavloviano, al también director Ricardo Franco -hoy ex fumador- la pregunta le dispara una confesión. "Me acaban de hacer una operación de cuatro by pass en el corazón". Dice que en la cama del hospital su mayor sensación era "la de tener un gran ducados metálico incrusta do sobre mi pecho. Esta es la única adicción brutal que he tenido en mi vida".

No aporta nada. Es malo, coinciden ambos. Pero de ahí a convertirlo en una cruzada moral, queda un gran trecho. Si acaso controlarlo en sus filmes por puro pragmatismo; porque resulta incómodo. "Si algún personaje fuma, es un coñazo cuando tienes que repetir una escena porque debes esperar a que el cigarrillo esté en el mismo punto donde quedó", cuenta Martínez Lázaro.

También opinan estos cineastas que el tabaco hoy "es una apoyatura de malos actores". Claro que no se están refiriendo a los Bogart y las Marlenes Dietrich humeantes del cine de los 40, cuando el cigarro subrayaba la dureza del héroe o la liberación de la mujer del corsé de lo femenino.

Dice el estudio "Fumar en las películas" presentado recientemente por la Autoridad para la Educación Sanitaria, del Reino Unido, que entre 1990 y 1995 el 80% de las 10 películas más taquilleras contenían escenas fumando. Si en 1990 se contabilizaban 83 escenas, cinco años después ya llegaban a 298. Según el estudio británico la peculiaridad es que ahora quienes fuman en las películas son los malos.

Craso error, dice Ricardo Franco, si lo. que se pretende con ello es evitar el hábito en los más jóvenes. "Esto es una visión simplista de los malos, que casi siembre son los personajes más atractivos de las películas. Además", reflexiona, "Ios jóvenes en quienes más se fijan es en los personajes transgresores".

Otro estudio realizado por la Universidad de California revela igualmente que los grandes personajes del cine cada vez fuman más. Al parecer, el tabaco aparece cada tres o cinco minutos en las películas de finales de siglo. Pero discrepa del trabajo británico en el objeto de satanización, ya que coloca el cigarrillo en la comisura de los labios de personajes jóvenes, atractivos y triunfadores.

Si ha habido un país combativo con el tabaco ha sido Estados Unidos. Coincidiendo la pasada semana con la entrega de los premios Oscar, la Sociedad Americana del Pulmón no se ha privado de dar los suyos anti-Oscar a las peliculas más humeantes. Y las ganadoras fueron: La boda de mi mejor amigo y Hombres de negro "por enfocar el fumar cigarrillos de forma positiva". Los detractores de esta "publicidad indirecta" del tabaco a través de cine, apuntan con el dedo acusador a la industria tabaquera. Los investigadores británicos la culpan de querer sortear de esa manera la futura prohibición que llegará con una directiva europea.

Una idea que comparte el presidente del Comité Español para al Prevención del tabaquismo, el cardiólogo Víctor López García-Aranda. "Es obvio que han aumentado las escenas de fumadores en el cine. Y no se debe al azar. Es algo muy elaborado. Hay un repunte del hábito de fumar entre los jóvenes norteamericanos y sin duda en el tema del cine está la industria detrás. Lo que pasa es que no podemos demostrarlo", afirma.

La realidad, no obstante, es que muchos ciudadanos fuman. En España, un 36% de la población. ¿Debe obviar el cine este hecho?. "No, obviarlo no. Sería sustraerse a la realidad", admite García-Aranda. "Pero, lo que no es normal es que se multiplique por siete su presencia en el cine. Está muy demostrado que el hecho de encender un cigarrillo en la televisión hace que por mimetismo se encienda otro en las casas".

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