La máquina de escupir barbaridades
A sala llena presentó el quinteto vigués su último disco: Sesión Vermú; y fue curiosa la presentación, porque, en lugar del blues y rythm'n'blues que a juzgar por sus últimos álbumes uno hubiera esperado encontrarse, lo que Hernández y sus hombres ofrecieron fue una recia dosis de punk. Gamberro, como siempre ha de ser este género, y con cierta caída al rock español de los setenta. Pero punk claramente expresado en la selección de canciones del repertorio, la velocidad empleada, la energía y el ruido.Julián, con la cabeza teñida de ironía rubia, presentó en tres momentos del espectáculo lo que denominó festival de ex miembros dé Siniestro Total, dando paso así a la ejecución de tres temas que en su día defendieron Germán Coppini, Alberto Torrado y Miguel Costas, y que demostraron seguir teniendo la misma vigencia que el resto de las canciones: Has perdido eso, Tumbado a la bartola o Tipi, dulce Tipi. La máquina de escupir barbaridades siguió funcionando a todo pistón, especialmente en el tramo del concierto en el que Hernández esgrimía la guitarra acústica y atacaba la pieza más leve del grupo, De por sí, o cuando a continuación interpretó una curiosísima versión de un tema de Frank Zappa que Siniestro ha titulado Chicas católicas. Si este tema llega a popularizarse, provocará más de una polémica.
Siniestro Total
Julián Hernández (voz y guitarra), Xavier F. Soto (guitarra), Segundo Grandio (bajo), A. González (batería) y S. Beltrán (saxo y gaita). Sala Canciller. 1.500 pesetas. Madrid, 28 de marzo.
La traca final, con tres himnos -el Galicia caníbal de Os Resentidos; un Ayatollah a todo cuello, y, por supuesto, Miña terra galega-, dejó al respetable exhausto y listo para la próxima.
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