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'MADRILEÑOS' DE FUERA

El carnicero y el maestro

Los 300 inmigrantes que habitan en el triángulo árabe de la región (pueblos cuya población inmigrante supera el 5% del censo) apenas han conseguido recrear a su alrededor el ambiente de los países que dejarón atrás. Sólo hay una carnicería islámica en Valdemorillo y un programa especial en el colegio de Navalagamella para la integración de los niños magrebíes. Ni siquiera hay una mezquita improvisada.

Ahmed Benazzouz, de 33 años, es el carnicero del triángulo árabe. Cogió un local en Valdemorillo (3.997 habitantes) con mala fama. Fue cerrado hace más dos años porque unos compatriotas suyos la utilizaban como tapadera para vender hachía.

Ahora el negocio es "legal", asegura Benazzouz, mientras ordena su mercancía en el expositor. Vende carne de reses que han sido sacrificadas como manda el islam, es decir a cuchillo. "En el matadero de Collado Villalba sacrifican a algunas vacas con el método tradicional, las degüellan", explica. "Lo hcen especialmente para nosotros [los magrebíes]", concluyó.

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El triangulo árabe del oeste

En el colegio público de San Miguel en la Navalagamella también dan comida especial para los inmigrantes islámicos. "Es para los 36 alumnos marroquíes que tenemos", explica la directora del centro, Montserrat Lajas.

Este colegio es un centro rural compartido (CRA) de educación primaria, donde también estudian los niños del municipio vecino de Fresnedillas de la Oliva. Tiene un total de 212 alumnos, de los que 63 son extranjeros. La mayoría (36), marroquíes. El resto son portugueses (20), tres de etnia gitana, dos filipinos y dos armenios. Todos se forman dentro de un programa educativo especial para extranjeros que imparte el Ministerio de Educación y Cultura.

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Dentro del programa hay un cursillo especial de cultura islámica que incluye el aprendizaje del idioma y que imparte un profesor árabe que reside en la localidad. "Nos gusta que nuestros niños no olviden las raíces de su pueblo", señaló un padre marroquí.

Además, los inmigrantes reciben las clases de compensatoria, que no son otra cosa quie cursos a medida de las asignaturas básicas (lenguaje, matemáticas, naturaleza, historia y ciencias sociales). "Se hace con la idea de que no perjudiquen el aprendizaje de sus compañeros españoles", concluyó la directora del centro.

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