Profundo desacuerdo

Tras la lectura del artículo publicado el día 20 de febrero de 1998 en su periódico, firmado por Andrés Campos, y que bajo el título Ecología-mix trataba sobre el escurialense monte de Abantos y el arboreto en él ubicado, no puedo por menos que expresar, como ingeniero de Montes y como serrano interesado en la evolución de este monte, mi profundo desacuerdo con gran parte de lo expuesto en dicho artículo, así como mi pesar al contemplar cómo, una vez más, se intenta menospreciar la labor realizada por los forestales en el último siglo sin más base que la ignorancia y la crítica indocumentada.Afortunadamente, es en este caso el propio monte La Jurisdicción de Abantos quien mejor puede hablar acerca de las especies que lo pueblan, y no parece que los casi 4.000 ejemplares de encinas, robles y rebollos inventariados en 1993 estén muy de acuerdo con las afirmaciones que sobre su inexistencia se hace en dicho artículo: al contrario de lo que en él se menciona, sí se sembró una importante cantidad de bellotas del género Quercus, de las que proceden un buen número de los robles presentes hoy en día; como bien podrá observar el señor Campos si se aparta ligeramente de la ruta que propone en su artículo, es el paso del tiempo quien está propiciando que, al abrigo del pinar, vayan naciendo nuevos ejemplares de robles y rebollos que, dicho sea de paso y para su conocimiento, son especies tan autóctonas como los pinos silvestres y negrales que pueblan mayoritariamente las laderas del monte.

Por otra parte, siento mucho el sufrimiento que parece provocarle a sus ojos la visión de estas hermosas especies tan "poco nativas" del país como el haya, aunque me atrevo a pensar que la mayoría de los madrileños, y en particular los habitantes de El Escorial, prefieren su existencia, junto con la del resto de las especies presentes en el monte, a ver las calles y casas de tan bella localidad serrana expuestas a las riadas provocadas por la lluvia ante la falta de cubierta vegetal.

A lo mejor, lo que ocurre es que, precisamente desde la ecología-mix que se propugna en artículos como el del señor Campos, en los que una vez más se tacha a los ingenieros de montes de "plantadores de pinos", no se quiere o no se atreven a afirmar que, aunque les pese a algunos, el estado actual del monte Abantos es mucho mejor de lo que ha sido en cualquiera de los últimos cinco siglos. Tan sólo nos consuela saber que si el monte La Jurisdicción está ahí, se debe a la labor de los ingenieros de montes que, además de repoblarlo en 1892, lograron un año antes hacer rectificar al Ministerio de Hacienda, que lo había incluido dentro de la relación de bienes enajenables.

Creo por ello que criticar la presencia testimonial de hayas y alerces, entre otras especies, y no hacer referencia a hechos tan trascendentes como éstos, es no hacer la justicia histórica que se merecen nuestros predecesores en la profesión de ingeniero de montes. - Ingeniero de Montes. .