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Manga ancha para la sisa

Cómo algunos usuarios notaron que les escamoteaban gasolina y cómo se hizo caso omiso de sus denuncias

Algunos clientes de gasolineras (55 en los últimos tres años) miraron de reojo la aguja de su marcador de combustible y sospecharon que les sisaban. Aún no sabían que unos hilos secretos conectaban el surtidor con un mando que lo manipulaba. Sus reclamaciones fueron atendidas por las autoridades, pero los inspectores no hallaron en las estaciones denunciadas ningún indicio de fraude. Ni asomo del cableado irregular. La Administración archivó las reclamaciones tranquilizando a los usuarios: "En próximas campañas de inspección vigilaremos los aspectos relacionados con su denuncia". Pero incumplieron tal compromiso; y el presunto hurto siguió hasta que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lo destapó el pasado 12 de enero.Lo que sigue es parte de la casuística registrada en los archivos de la consejería de Economía, que se ha puesto a disposición de la comisión investigadora de la Asamblea de Madrid.

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La Cabaña peligrosa. En el kilómetro 7,100 de la carretera Madrid-Valencia, la estación conocida como Cerro de la Cabaña (precintada por orden judicial tras la denuncia de la OCU) despertó la sospecha de varios clientes. A las 10.30 del 13 de julio de 1997, a Ángel Hernández Soto le cobraron allí 9.901 pesetas por 82,44 litros de combustible. Sorprendido, pidió una hoja de reclamaciones y escribió: "Es imposible. Tras hacer 280.000 kilómetros con mi vehículo es la primera vez que cabe tanto combustible en el depósito. El fabricante del coche indica que la capacidad es de 80 litros. Y hay que tener en cuenta que algo de gasolina había en la reserva, ya que llegué hasta la estación de servicio. Medido con el responsable, consta que hay una desviación del -0,4%" (margen dentro de la ley, que permite desviaciones de -0,5%). Tres meses después, un inspector de Industria, Segundo Sanz, "no observó anomalía alguna". La denuncia fue archivada.

Idéntico destino tuvo la reclamación formulada un mes antes contra la misma gasolinera por Alfredo Hernández Revenga, quien reclamó las medidas reglamentarias tras sospechar del surtidor número 6. "No estaba el encargado y los empleados tenían orden de él de no dar las medidas. Tuve que estar esperando hasta que él [el encargado] vino, después de llamarle por teléfono. [Se hizo una primera] comprobación en una bombona de cristal de 10 litros de capacidad. Faltaban unos 2,5 litros. En la segunda medición, después de estar manipulando donde quisieron, estaba bien. En fin, una odisea. Esta gasolinera necesita control por parte de este organismo", aconsejó sin éxito el ciudadano a la Administración.

Ordenador en el coche. Narciso Pérez Vergara, propietario de un Renault 19, confió en el ordenador incorporado al cuadro de mandos de su vehículo para reclamar. El pasado 22 de octubre repostó en la gasolinera de la carretera de Extremadura. "Después de que el surtidor marcase las 500 pesetas, equivalentes a 4,27 litros de combustible, el indicador de nivel no se movió de los cinco litros que ya marcaba al comienzo de la operación ( ... ). Ante mis quejas, el empleado se limitó a responderme que había servido las 500 pesetas y que no sabía nada más. Con el fin de evitar altercados, y dada la prisa que tenía, continué hasta Madrid en la convicción de que sería un simple problema de los indicadores del nivel de combustible. Sin embargo, una vez transcurridos, los kilómetros que normalmente empleaba en agotar un litro de gasolina, efectivamente el ordenador pasó de indicar 5 litros a indicar 0,5 litros, síntoma que sin ningún género de dudas constataba mis sospechas acerca de la cantidad realmente introducida en el depósito". Sus sospechas no fueron confirmadas por los inspectores. Archivada.

Comprobación imposible. También dudó del combustible suministrado por la gasolinera de la carretera M-515 (Pozuelo-Majadahonda) el conductor Daniel Horta Poyal: "Solicité el ego de medidas calibradas, pero me lo negaron por no estar disponible en ese momento. Es lógicamente en ese momento cuando tendría sentido comprobar la precisión del surtidor, y no en otro momento como se me emplaza a hacerlo" Archivada.

¡Un 40% menos! César Contreras Figueroa insistió en utilizar la estación de la calle de Cea Bermúdez, de Madrid, y acabó presentando una reclamación: "Son ya varias veces en las cuales he repostado y he podido comprobar cómo la estación Macar suministra un 40% menos que cualquier otra de la Comunidad de Madrid. En cuanto a las alegaciones que expone la estación, les he de decir que el marcador de mi vehículo está en perfecto estado, ya que el coche prácticamente ha salido del concesionario, puesto que tiene cuatro meses de antigüedad. Estas mermas las he sufrido en otras ocasiones. Y es ahora cuando ya no puedo permitir que se siga cometiendo semejante abuso y robo y he decidido reclamar". El inspector Segundo Sanz observó una vez más que las medidas obtenidas en esta gasolinera estaban dentro del límite legal. Archivada. Croquis del depósito. Jesús Flores López repostó en la gasolinera de la calle del General Corrregidor Sancho de Córdoba. Le pusieron 46,86 litros pero, según reclamó, en su Renault Clio 1.4 sólo caben 43. Para demostrarlo, adjuntó a su denuncia la fotocopia del croquis del depósito donde se podía leer: "Capacidad utilizable del depósito: 43 litros". Su reclamación fue archivada tras una comprobación negativa.

Medidas de latón. Cuando Eduardo Nava pidió que se midiera el combustible suministrado, le sacaron un recipiente de latón. Por ello, según Nava, la comprobación "no se efectuó reglamentariamente". Pidió a, la Administración que le indicara la vía a seguir para que le devolvieran los siete litros que, según sospechó, le habían defraudado. No dio resultado.

Pago en efectivo. María Teresa López García repostó en la gasolinera de Ronda de Segovia, en Madrid, el 9 de enero de 1997 y le exigieron, según su denuncia, que pagara en efectivo. Abonó 4.000 pesetas y al arrancar vio que "Ia aguja no llegaba hacia arriba". "Sospeché", continúa en su reclamación, "pero no dije nada. A los cinco días se volvió a encender la luz de reserva (me dura 25 días), con lo que pude confirmar que no me habían puesto la cantidad de gasolina que pagué".

Todas estas denuncias no consiguieron variar los métodos de inspección de la consejería de Economía ni sus campañas anuales de control de gasolineras. En la última, los inspectores sólo descubrieron la falta de carteles y otras anomalías menores, y hasta concluyeron que el servicio había mejorado.

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