Aparicio aborda una historia sobre el recuerdo de los muertos

Un paseo por el mundo de los difuntos que viven gracias a los recuerdos que los vivos no dejan morir. Éste es el trasfondo con el que Juan Pedro Aparicio ha completado el universo de Lot, territorio imaginario donde transcurren sus historias, bajo el título de El viajero de Leicester (Centro Editorial Ramón Areses). Se trata de una novela basada en la teoría del filósofo y teólogo sueco Emanuel Swedenborg, que habló de los dos soles que sostienen la creación: el sol vivo y el sol muerto. "Una historia fantástica derivada de la realidad donde los muertos no mueren del todo mientras haya alguien que los recuerde", afirma el escritor leonés, de 56 años.La historia que cuenta Aparicio transcurre en un tren que va de Londres a Leicester. Un pasajero le cuenta a su compañero de viaje una historia de muerte, rescate y enamoramiento. Un relato habitado por difuntos que van tras los recuerdos que fueron y que pudieron ser, con destellos de amores insatisfechos. "Se trata del acercamiento al otro lado del espejo, donde transcurre una vida idéntica a ésta; donde el lector va descubriendo los hechos, así como qué es realidad y qué es muerte", cuenta Aparicio, premio Nadal en 1989 con la novela Retratos de Ambigú.