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FOLCLOR

Los 'pubs' irlandeses honran a san Patricio con música y rebajas

Cuenta una leyenda gaélica que el bueno de san Patricio dio órdenes concretas a los taberneros de la isla para que todos los días 17 de marzo ofrecieran las bebidas más baratas a su sedienta clientela. La historia es apócrifa, desde luego, pero da idea del espíritu jaranero de la vieja Erín, que hoy, para celebrar a su parón, se propaga por la docena de garitos irlandeses de la capital. Habrá precios especiales y mucha música en directo, con grupos como Labanda, Los Berracos o The Colonials.

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Patricius, el hombre llamado a convertirse en evangelizador y patrón de Irlanda, era el hijo de un diácono que vivió en el siglo V al oeste de Inglaterra. Lo único que se sabe con certeza de él es que una cuadrilla de irlandeses lo raptó y vendió como esclavo para el cuidado de manadas de animales. Tras lograr escaparse, una voz le señaló, entre sueños, que debía regresar a la isla verde como guía espiritual. Y obedeció.Con el tiempo, su figura ha perdido en trascendencia religiosa para ganar en humanidad. La parafernalia propia del 17-M se ha ido enriqueciendo poco a poco, sobre todo por influencia de Estados Unidos, un pueblo siempre más predispuesto al ornato. Hoy, la ciudad de Dublín teñirá por primera vez su río Liffey de verde, un detalle que más de un irlandés afincado en Madrid calificaba ayer de "hortera".

En los pubs también se verán esta noche muchas cabelleras teñidas de verde, además de cerveza reverdecida a golpe de colorante. "Eso sólo lo hacemos con la rubia. Por Dios: ¡una pinta de stout [cerveza negra] es intocable!", exclamaba ayer Michael Harty, uno de los socios fundadores del Finnegan's.

La más célebre de las marcas de cerveza negra promueve esta noche un buen número de concursos. En O'Neills, por ejemplo, todo el que pida una pinta podrá aprender a tirarla por sí solo, con el asesoramiento de un camarero irlandés. A los más aplicados les espera un diploma oficial en el que se acredita su buena maña. En Moore's regalan con cada consumición un pañuelito típico irlandés. Y en el recién inaugurado Bó Finn (Vaca Rubia, en gaélico) habrá profusión de gorras y camisetas.

Pero lo más importante de San Patricio, y de cualquier noche con sabor irlandés, es la música que este pueblo lleva grabada en sus genes. Todos los pubs ofrecen a sus visitantes actuaciones en. directo sin incremento de precio, y en algunos casos merece la pena arrimar el oído. En The Quiet Man puede escucharse esta noche (23.00) a la veterana Labanda, en compañía del gaitero Hammish. The Colonials, unos irlandeses de aire golfo, un poco en la escuela de The Pogues, llevan toda la semana haciendo sonar sus violines, banjos y mandolinas en el Irish Rover, también a las 23.00.

La alternativa para quienes no comulguen con el folclor celta la ofrece el Moby Dick con Los Berracos. Estos madrileños con cantante irlandesa (Shouna) de potente vozarrón recrean clásicos de la isla, des de Van Morrison a Therapy.

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