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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Peluches sobre el escenario

Las 'Spice' no logran agotar las entradas de su recital en Madrid

Elsa Fernández-Santos

Un público dividido contempló anoche a las Spice Girls en Madrid. Mientras cientos de niñas -y algún niño- mostraban con gritos y sudores su pasión por Mel B, Mel C, Emma, Gery y Victoria (las cinco chicas picantes), una legión de padres no pudo reprimir durante las dos horas largas de canciones y bailes sus bostezos y, en algún caso, su desesperación.Poco después de las 20.30 horas arrancaba en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid (cuyo aforo para 9.000 personas no se llenó) un espectáculo en el que las Spice mezclaron su aspecto de animadoras de programa infantil de la tele con el estilo aeróbico-cabaretero que ideó Madonna para su Blonde Ambition Tour. Las Spice que repasaron sus dos discos Spice y Spice World- bailaron y, sobre todo, se dedicaron a desfilar con sus inevitables modelitos. Además, cada una hizo gala de su supuesta personalidad: Mel C (la deportista) se vistió con el uniforme de la selección española de fútbol; Mel B (la aterradora) movía la cabeza como una loca; Emina (la niña) miraba tímida al suelo; Victoria, (la pija) se paseó con la nariz bien alta durante las dos horas que duró la actuación y Gery (la sexy, de madre española) fue la educada traductora. "¡Hola Madrid!" "Gracias Madrid!".

La respuesta de su público fue inmediata y consecuente. Ni flores, ni latas, ni camisetas, ni sujetadores (habituales ofrendas a los ídolos musicales). Esta vez el escenario quedó sembrado por decenas de ositos, cerditos y perritos de peluche. La mayoría con secretas misivas atadas al cuello con un lazo.

Imitarlas

"A mí lo que más me gusta es imitarlas", aclaró una niña con las uñas pintadas de negro. "Es que de verdad me gustaría ser igual que Victoria, es la más normal", añadió. "Viste fenomenal"."Aquí hay demasiado padre aburrido cabreado por perderse el fútbol", señalaba un joven ("a mi la entrada me la han regalado"). mirando el aspecto de una grada . En ella, un padre enterrado entre abrigos y mochilas se comía un bocadillo; cerca, otro padre encorbatado se peleaba con su teléfono móvil ("intento contactar con un amigo que también está aquí con sus hijos"). En la salida, otro progenitor intentaba persuadir a su hija de que el intermedio del recital era el final, que lo que faltaba era "un rollo". Inútil.

Ni siquiera cuando con el tema Naked las cinco cantantes se desnudaron detrás de un biombo, escudándose con una silla, ningún padre pareció animarse. "Es que no me gustan nada de nada", afirmaba Consuelo. "Mi marido no ha venido porque a él ya le tocó bastante con la época heavy de mi hijo. Claro que a mi marido ACDC y Iron Maiden le gustaban tanto como al chico".

Las Spice Girls estuvieron durante toda su actuación acompañadas por los Spice Boys, cinco bailarines a los que las' chicas picantes marean, empujan e incluso les bajan a la fuerza los pantalones. Quizá por detalles como estos muchos niños que acudieron al recital de anoche no movieron ni un píe de su asiento. "Las Spice tienen que ver con el poder de las mujeres", han declarado alguna vez estos ídolos infantiles, que entre sus declaraciones de principios se encuentran las siguientes frases: "Yo siempre quise ser estrella del pop. Pensaba que así no me saldrían granos... Para mí ser famosa significa pensármelo dos veces antes de hurgarme la nariz en público".

Vestidas de blanco y con cara de pena Las Spice Girls ofrecieron su última canción a las 23.00 horas. En la puerta del Palacio de Deportes un centenar de padres rodearon los accesos. Los más desesperados habían decidido esperar fuera, otros acudían relajados a recoger a los niños. Ante los morros de una niña que, además de una pegatina y una camiseta, quería una linterna de las Spice, una madre exclamó: "¡Ya vale, por Dios!".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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