La primogénita ya es ministra
Indonesia y la familia Suharto viven momentos de incertidumbre política. Este archipiélago malayo es un país que desde que proclamó su independencia, en 1945, sólo ha tenido dos presidentes, Sukarno, hasta 1968, y Suharto, desde entonces, con un sistema político cerrado y autoritario que ahoga toda disidencia. Hay algunas figuras menores críticas, pero ninguna aparece ahora con la fuerza suficiente como para catalizar el malestar provocado por la crisis económica. En este paisaje, el presidente tiene el empeño de promocionar políticamente a su hija mayor, Tutut, a la que ha hecho ministra. En el Ejército, la única potencial alternativa seria de poder, Suharto ha colocado a su yerno, el general Prabowo Subianto, marido de Titiek, la cuarta de sus vástagos, al frente de las fuerzas especiales de Kopassus, una unidad de élite de 3.000 hombres. "En Indonesia todo es posible", responde un analista a la pregunta de si, además de una dinastía económica, Indonesia puede llegar a tener una dinastía política. "Todo depende de cómo se resuelva la crisis. Si se sale con bien, podría llegar la hora de Tutut". La recién nombrada ministra de Asuntos Sociales es también vicepresidenta del Golkar, el partido hegemónico de Indonesia, del que su hermano Bambang es tesorero. Ya hace cinco años, tras la anterior reelección de Suharto, se especuló con la entrada de Tutut en el Gobierno, con la misma cartera que ahora ha recibido. Tutut dijo entonces que era imposible que sirviera como ministra en un Gabinete encabezado por su padre. Ayer no explicó por qué ya no es imposible. A Tutut se le atribuye un agudo instinto político. Siempre aparece con la cabeza cubierta con un velo y alude constantemente a la voluntad de Dios, mensajes de gran efecto en el primer país musulmán del mundo, con 175 millones de fieles. Con la depreciación de la rupia, sus negocios atraviesan malos momentos. Steady Safe, una compañía de transporte urbano y taxis de Yalcarta que ella preside, provocó hace unos meses la quiebra de Peregrine, uno de los más agresivos bancos de Asia. Como afirma un europeo conocedor de la situación, "hay muchas compañías que aplican el principio de que están haciendo negocio con la familia real y dicen que no van a tener la mala educación de pedir garantías".
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