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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

De Londres a Pristina

EL CONFLICTO de los Balcanes, esta vez materializado en Kosovo, gravitó ayer sobre la Conferencia Europea, que dio en Londres el pistoletazo de salida para la ampliación de la UE. Los 26 países participantes constataron una vez más que la inestabilidad balcánica es el mayor problema de seguridad que tiene hoy el continente europeo y que entraña graves riesgos para cualquier proyecto común.Pese a la reactivación del conflicto en la antigua Yugoslavia, la Conferencia Europea lanzó ayer un mensaje de futuro compartido por los 15 miembros de la UE, los 10 aspirantes centroeuropeos y Chipre. El proceso de ampliación de la UE -que se abrirá formalmente a finales de mes con los seis seleccionados para la primera ola- será largo y difícil: la Unión debe revisar su marco institucional y financiero y reformar sus políticas comunes para hacer posible esta ampliación, mientras que los candidatos tendrán que recorrer la parte del camino que les toca. Pero, aun así, hay un horizonte positivo que ha ayudado a los procesos de transición democrática en esos países y ha contribuido a encauzar mejor los conflictos con las minorías étnicas.

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La única ausente de Londres fue Turquía, que se siente injustamente relegada en sus aspiraciones al ingreso en la UE por lo que interpreta como una discriminación de carácter religioso-cultural, sin considerar que a su sistema político le queda aún un largo trecho para homologarse a las democracias europeas.

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Pese a que el camino de la ampliación estará lleno de frustraciones, en Londres se ha abierto una nueva perspectiva. De forma inmediata se estrechará la cooperación entre los 26 en materias como la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico o el terrorismo. E incluso en política exterior. La primera muestra fue el apoyo a las sanciones a Belgrado y la condena por la "excesiva" violencia ejercida por la policía serbia en Kosovo.

Aunque los 26 estuvieran ayer tratando de crear nuevos vínculos de futuro, todos pensaban en Kosovo y en cómo presionar a Belgrado para que acepte una misión internacional de la OSCE -encabezada por Felipe González- que fue rechazada ayer implícitamente por las autoridades serbias. El único dato positivo es que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, no se ha pronunciado aún públicamente. ¿Espera ganar tiempo para negociar la autonomía de Kosovo dentro de Serbia? Los kosovares albaneses no quisieron sentarse frente a la delegación serbia que ayer, con autoritarismo y malos modos, viajó a Pristina a negociar las condiciones de la autonomía, gesto comprensible al día siguiente de enterrar a sus muertos. ¿Apuesta Milosevic por los efectos de la intervención diplomática de su único verdadero aliado, Rusia, en una actuación parecida a la que Primakov tuvo en la crisis con Irak? Debe tener presente que el plazo para darle otra vuelta de tuerca a las sanciones se agota el jueves que viene.

Ninguna de las potencias, salvo quizá los propios kosovares albaneses, desea una intervención militar ni favorecer la independencia de Kosovo. A medio y largo plazo, sólo la democracia y la autonomía para las minorías pueden traer una solución duradera. Pero el medio plazo puede no llegar nunca, si estalla el conflicto. Hay que estar preparados para todo. Sobre todo para evitarlo.

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