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El Gobierno sitúa en clave electoral sus conflictos con el PNV

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno sitúa en clave electoral el conflicto con su socio parlamentario, el Partido Nacionalista Vasco, extendido ahora de la política antiterrorista al desarrollo autonómico. Fuentes gubernamentales restan importancia a este conflicto y opinan que "la situación cambiará" una vez que se celebren las elecciones en el País Vasco el próximo mes de octubre.

Mañana miércoles se reunirán el ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, y el vicelehendakari Juan José Ibarretxe para cerrar un paquete menor de traspasos para el País Vasco, referentes a seguros y al Instituto Social de la Marina. Asimismo, esta misma semana se entrevistarán el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, para suavizar unos enfrentamientos que no tienen una solución a la vista en este momento.

Aznar y Arzalluz abordarán tres cuestiones conflictivas: la política antiterrorista, con el mar de fondo de la denuncia presentada por el PNV en instancias europeas por la posición del Ministerio del Interior contra el acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas; el plan de pacificación del lehendakari Ardanza, sobre el que Aznar mantiene numerosas reticencias, y el desarrollo estatutario, dónde el bloqueo es crucial para los nacionalistas por la decisión del Gobierno de no ceder la cuota de formación del Inem al Ejecutivo autonómico. A estos problemas hay que añadir ahora las distintas posiciones que Gobierno y PNV mantiene a cuenta de un posible referéndum en el Condado de Treviño sobre el futuro de este enclave territorial, hoy perteneciente a la provincia de Burgos.

Los cinco votos

Desde La Moncloa se concede mucha importancia al mantenimiento del diálogo con el PNV pese a esta cadena de conflictos, que se mantendrán. Al Gobierno del PP, pese a todo, le interesa la relación con el PNV. "Contar con los cinco votos del PNV es importante", dijeron ayer fuentes gubernamentales, que reconocieron la importancia decisiva del voto del PNV, por ejemplo, en el Consejo de RTVE. "La importancia aún es mayor si se tiene en cuenta que el presidente del Gobierno quiere agotar la legislatura, llegar al año 2000 y, por tanto, sigue necesitando el voto de sus socios", añaden las mismas fuentes.Desde el Ejecutivo se cree que se trata de "aguantar el chaparrón" previo a las elecciones vascas y que luego las aguas volverán a su cauce. "No se nos puede reprochar haber cumplido con celeridad nuestros compromisos", se afirma en el Gobierno, en referencia a la renovación del Concierto Económico y Cupo vascos, zanjados hace ya casi un año y recogido en el pacto de investidura, suscrito por el PP y PNV, en abril de 1996.

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