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LA MONUMENTAL DE MÉXICO

Corrida tediosa e insípida

Ha sido la corrida con menos público y la más tediosa e insípida de la temporada por culpa del pésimo juego que dio el encierro de Los Martínez y la poca emoción que imprimieron en su quehacer Mauricio Portillo y Mario del Olmo. El valor y el pundonor que desarrollaron José Luis Bote y Ricardo Negro Montaño, respectivamente, no fueron suficientes para sacar a flote el festejo.

Al reservón primero, José Luis Bote le anduvo con decisión y trató de pasárselo por el derecho, pero la cabeza alta y el punteo del bicho no se lo permitieron. Al final de su labor se colocó en la cuna de los pitones y le enjaretó unos ajustados redondos.

Con su emotivo segundo, el trasteo del madrileño empezó siendo atropellado, pero al Final logró torear con limpieza al fijo oponente por redondos y naturales, aunque sufrió un desarme.

Martínez / Cuatro matadores

Toros de Los Martínez, cinqueños, cuajados y astifinos; duros y descastados. José Luis Bote: estocada caída (palmas); estocada (ovación y salida al tercio). Mauricio Portillo: pinchazo y estocada caída (pitos); cinco pinchazos, estocada, dos descabellos -aviso- y descabello (pitos). Mario del Olmo: dos pinchazos,estocada corta, media -aviso- y estocada (abucheos),- pinchazo y estocada (pitos). Ricardo 'Negro' Montaño: dos pinchazos, estocada desprendida tendida primer aviso-, descabello -segundo aviso- y dobla el toro (ovación y salida al tercio);estocada (ovación).Monumental Plaza México, 8 de marzo. Mala entrada.

Ricardo Negro Montaño capoteó al incierto cuarto con arrestos.Se quedó quieto con la flámula consiguiendo que el astado hiciera sus viajes completos. Engarzó una aceptable serie de derechazos y dándole las tablas hizo la estatua ligando una tanda de espectaculares pases por alto. Al entrar a matar fue aparatosamente botado y, tras despachar al enemigo, pasó a la enfermería, donde le atendieron de un palotazo.

Aunque al que cerró plaza lo castigaron en exceso y le dieron una pésima lidia que descompuso el buen estilo del ejemplar, esto no fue obstáculo para que Montaño se quedara otra vez quieto hasta que el burel le embistiera con nobleza y lo pudo torear desahogadamente por ambos lados.

Mauricio Portillo no supo qué hacer con la peligrosa fiereza del segundo. Desaprovechó el recorrido del sexto, también castigado en exceso, y sólo tuvo detalles.

Mario del Olmo anduvo titubeante con el gazapón tercero, que desarrolló sentido, y con el soso séptimo. Se le vieron pocos deseos de agradar y falta de sitio. Le tocó el lote más incómodo, pero el tlaxcalteca no tuvo agallas ni afición.

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