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El empleo padre

Familiares de alumnos de un instituto montan una agencia de colocación en el propio centro

Por un hijo se hace cualquier cosa. Incluso encerrarse ocho horas al día en un despacho de instituto para atender el teléfono, con la esperanza de que algún empresario se decida a llamar demandando mano de obra. No es retórica vacua: esta escena se repite desde el pasado mes de noviembre en un instituto de formación profesional de Fuenlabrada (164.000 habitantes), el Melchor de Jovellanos, donde la asociación de padres de alumnos ha constituido una denominada "oficina permanente del primer empleo". Su ejercicio de osadía empieza a dar ya resultados: cinco chavales han conseguido trabajo gracias a este sistema, y otros 600 esperan su oportunidad en la base de datos.La gestación de esta especie de pequeño Inem infiltrado entre las aulas se remonta a unos cuantos años atrás. "Cada seis o siete meses reuníamos a pequeños empresarios locales, les invitábamos a un vinito de confraternización y aprovechábamos para darnos a conocer", rememora Ismael Sánchez Falcón, un canario dicharachero que ocupa la dirección del centro desde 1989. Así, a fuerza de aperitivos y del inevitable boca a boca, el Jovellanos (1.860 alumnos) se fue convirtiendo en una institución popular. Y, en momentos de apuro, más de un industrial descolgó el teléfono para cubrir con antiguos alumnos algún hueco en su plantilla.

Sin embargo, esta fórmula de obtención de empleo era una perfecta lotería. Por eso, a la asociación de padres se le ocurrió que, con un poco de organización, podrían ponerle las cosas más sencillas a sus retoños. Paco y Carlos, un jubilado y un discapacitado con tiempo "para lo que haga falta", pidieron el listado de alumnos desde el curso 1993-94, se encerraron en el despacho y les llamaron uno por uno para tenerlos fichados: carné de conducir, servicio militar y demás variables por las que se suelen regir las empresas.

El Inem del Jovellanos tiene en su computadora jóvenes de las ramas de Administración, Automoción, Informática y Peluquería. Otro instituto de la ciudad, el Salvador Allende, ha aportado a la base de datos sus chavales de Electrónica, Jardín de Infancia y Sanitaria, igualmente ávidos de obtener su primer sueldo. "También hemos avisado a los otros dos centros, el África y el Joaquín Araujo, para que sus antiguos estudiantes figuren en la máquina", explica Sánchez Falcón.

Carlos y Paco se aplican en este nuevo trabajo no remunerado de 10 a 13.30 y de 16 a 20 horas, con un rigor de lo más profesional y antendiendo cualquier llamada que pueda llegar al 697 15 65. Otros siete integrantes de la asociación de padres se turnan para echarles una mano. Y sus hijos esperan en casa, impacientes, que suene el teléfono y traiga buenas noticias.

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