_
_
_
_

Primera subasta pública de tierra en la nueva Rusia

El pasado jueves, el mismo día en que se cumplían 45 años de la muerte de Iosif Stalin, se derrumbó hecha pedazos una de las últimas paredes del edificio comunista que él consolidó a costa de mucha sangre ajena. En Balakovo, provincia de Saratov, en el corazón de Rusia, se celebró la primera subasta libre y pública de tierra desde 1917, cuando triunfó la revolución bolchevique y se cambió el curso de la historia.El alcalde de Balakovo, Alexei Surin, cree también que está haciendo historia y que la subasta de 20 lotes de tierra por los que el presupuesto municipal se ha embolsado unos 12 millones de pesetas abre una nueva era que, entre otras cosas, permitirá resucitar a un campesinado que nunca acabó de encontrar su lugar ni con la URSS ni con la nueva Rusia. Tal vez tenga razón el ex candidato presidencial Alexandr Lébed cuando dice: "Primero hicieron que todo el mundo fuese a las explotaciones colectivas, y luego que las abandonase. El resultado es que ahora no hay ni campesinos ni explotaciones colectivas".

La propiedad estatal de la tierra es, sin duda, una anomalía en la Rusia que ha transitado a pasos de gigante por la senda que conduce del comunismo al capitalismo. El presidente Borís Yeltsin está decidido a que las reglas del mercado que ya funcionan a casi todos los niveles, a costa de graves desequilibrios e injusticias, se extiendan también hasta la tierra, agrícola o no. Uno de los principales objetivos de su mandato es lograr que la Duma, dominada por comunistas y nacionalistas, acepte una ley que permita la compraventa con mínimas restricciones.

La oposición se niega. Y no exclusivamente por motivos ideológicos, sino porque teme que, si se abre la veda, el proceso termine como cuando, a partir de 1992, se empezaron a privatizar las grandes empresas el Estado. Por un puñado de rublos, rápidamente depreciados por el efecto de la hiperinflación, unos cuantos magnates de nuevo cuño se hicieron con el tejido industrial ruso, sin que eso se tradujera ni en un aumento de la producción ni del nivel de vida de la población. De hecho, en los últimos seis años, el producto interior bruto se ha reducido en cerca de un 60% y los salarios reales han caído estrepitosamente, aparte de que cobrarlos puntualmente se ha convertido en una excepción.

Frustrado por la resistencia de la Duma, Yeltsin tomó por la calle de enmedio y permitió que las autoridades regionales desarrollasen su propia legislación. El gobernador de Saratov, Dimitri Aiatskov, fue el primero que recogió el testigo. El Parlamento local aprobó el pasado diciembre su ley de la tierra. La subasta del jueves en Balakovo es la consecuencia inmediata. Los incidentes fueron mínimos. Un grupo de jubilados nostálgicos del régimen comunista enarbolaron pancartas en las que se denunciaba el acto como una vergüenza para Rusia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_