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Chaves urge un pacto de Estado para culminar el proceso autonómico

El presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Manuel Chaves, urgió ayer un pacto de Estado para culminar el proceso autonómico durante su discurso institucional pronunciado en la entrega de medallas con motivo del Día de Andalucía, en el que se conmemora el referéndum celebrado el 28 de febrero de 1980 por el que esta autonomía accedió a su autogobierno por la misma vía que la aplicada para las llamadas comunidades históricas. Sin embargo, el protagonismo de este acto institucional recayó en el ex presidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE, Felipe González, distinguido con el título de Hijo Predilecto, el máximo galardón de la región. Otras 10 personas recibieron las medallas de Andalucía.

Chaves alertó sobre la utilización de los agravios comparativos entre las regiones "entrando en una espiral de reivindicaciones casi ilimitadas". El presidente andaluz urgió un pacto de Estado entre las fuerzas políticas nacionalistas y con implantación estatal si se quiere "avanzar y culminar el proceso autonómico", por lo que defendió retomar "el espíritu que presidió la etapa constituyente".En el mismo acto, celebrado en el palacio de San Telmo de Sevilla, sede de la Presidencia de la Junta, se entregaron las medallas de Andalucía. Entre otros, asistió el ministro de Trabajo y presidente del PP andaluz, Javier Arenas. IU, como todos los años, no acudió y organizó un mitin en Sevilla al que fue Julio Anguita.

Felipe González, que eludió hacer declaraciones -"como diría Pujol, hoy no toca", zanjó- fue el encargado de hablar en nombre de todos los premiados y aprovechó su discurso para ensalzar el carácter universal del andaluz, que se ofrece al mundo y se queja poco, al tiempo que reivindicó el sentido más puro del himno de Blas Infante: "Soy, como diría Cervantes, andaluz de nación, ciudadano de España y correcaminos del mundo".

A partir de esta idea, el ex presidente del Gobierno improvisó un discurso emotivo y repleto de guiños, en el que fue entremezclando a todos los premiados con las medallas de la comunidad.

El futbolista del Atlético de Madrid Kiko, uno de los galardonados, le sirvió a González para soltar la única carga de profundidad de su discurso: una prolija disertación de cómo las, reglas del fútbol admiten que un jugador le ponga una zancadilla al contrario para meter un gol, pero cómo también no es posible aceptar que le rompan la rodilla para sacarlo de la liga. La teoría de la zancadilla -"el fútbol es un deporte que se parece mucho a lo que hacemos en la vida y a nuestras pasiones"- fue interpretada por los socialistas presentes como una clara alusión a la operación de acoso y derribo contra González por parte de periodistas, jueces y financieros que desveló Luis María Ansón.

Recuperar la esperanza

González advirtió que no le iba a resultar fácil hablar en nombre de los galardonados y aún menos del concejal del PP Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Ascensión García Ortiz, asesinados por ETA. "Unos mercenarios les arrancaron su voz, pero su manera de ser, de moverse, queda en su familia, en sus amigos, en la gente a quien querían (...) Alberto y Ascensión han dado su vida y su futuro, el único homenaje es que los que vivimos en paz recuperemos la esperanza y los que viven en el terror, la pierdan", sentenció.La medalla a la ONG Andalucía Acoge fue el pretexto para destacar el papel de Andalucía en la historia: "Que ésta es una tierra incluyente es un mandato milenario que a veces se nos olvida, algunos vinieron a conquistarla y quedaron conquistados, y otros a conocemos y se hicieron andaluces", como el hispanista lan Gibson, uno de los premiados, "quien se equivocó de rumbo cuando vino a nacer a Dublín", bromeó.

González discrepó de los que aseguran que los andaluces son espontáneos. "No es verdad, somos más bien pudorosos, cuando alguien nos pregunta cómo estamos, aunque nos encontremos mal decimos "Yo muy bien, hijo, ¿y tu?". El nuevo hijo predilecto añadió que, en todo caso, los andaluces están llenos de sutilezas, expresadas perfectamente en el flamenco, y se dirigió a continuación a otro de los galardonados, Juan Valderrama: "No hay mayor sutileza que, cantar: "Yo no temo a los males, sino a los peligros de una bata de lunares". No es una jota, es algo que tiene pellizco".

El pellizco andaluz le sirvió a González para ensalzar sus palabras con los también premiados Andrés Núñez de Padro, fabricante de aceite, y al futbolista Kiko. El ex presidente también tuvo palabras para el astrofísico Juan Antonio Pérez Mercader, la actriz María Barranco y el periodista Melchor Saiz-Pardo, y adoptó un tono cariñoso con los andaluces implicados en el Proceso 1001 Eduardo Saborido, Fernando Soto y Francisco Acosta.

González había empezado con una mención a su padre -un cántabro de 89 años que asistió ayer por primera vez a un acto público con su hijo- para decir que uno de los secretos de los andaluces es escapar de la emoción por la vía del humor. Para terminar insistió en la necesidad de recuperar el mensaje del himno de Andalucía que habla de una tierra universal que exporta al mundo.

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