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El PP pierde el Gobierno de Melilla al triunfar la moción de censura del tránsfuga Palacios

El PP perdió ayer el Gobierno de la ciudad autónoma de Melilla, que presidía el médico militar Ignacio Velázquez, de 44 años, al triunfar una moción de censura apoyada por toda la oposición. No obstante, el PP cuenta con un escaño de mayoría en la Asamblea de Melilla y Velázquez ya ha advertido, sin fijar fecha, que está dispuesto a presentar una nueva moción de censura que le devuelva el Gobierno. El nuevo alcalde-presidente de Melilla es el policía municipal Enrique Palacios, de 46 años, que en febrero del año pasado abandonó el PP para pasarse al Grupo Mixto.

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Un presidente en la cuerda floja

Para entender lo ocurrido ayer en Melilla se precisa remontarse a un año atrás, cuando se inició una votación que podría ingresar como la más larga de la historia en el libro de las marcas. Duró nada menos que un año. El 1 de marzo pasado dos diputados locales disidentes del PP, Palacios y Abdelmalik Tahar, se sumaron a la moción de censura contra Velázquez, quien se había quedado con sólo 12 votos frente a los 13 opositores. Con el resultado de 12 contra 12 y cuando le tocaba emitir el voto decisivo a Palacios, Velázquez suspendió la votación por decreto. Palacios se quedó sin votar y sin la presidencia de Melilla, que estaba asegurada por un voto de mayoría, el suyo, que no pudo emitir. Para recuperar la mayoría en la Asamblea, se inició una operación en la que parecen implicados desde Velázquez a inspectores de policía, empresarios, consejeros y funcionarios del Gobierno de Melilla. El musulmán Tahar desapareció de la ciudad y reapareció en la isla de Tenerife, desde donde renunció a su escaño. Un diputado del PP ocupó el puesto y así el partido de Velázquez se aseguraba de nuevo por 13 escaños contra 12 la mayoría en la Asamblea. Al mismo tiempo, el otro disidente del PP, Palacios, emprendía acciones legales para recuperar el derecho a emitir el voto en la moción de censura abortada por Velázquez.

El fiscal acusa de cohecho

El pasado diciembre Tahar acudió a los tribunales para denunciar que le compraron Velázquez y los suyos. Según Tahar, le habían ofrecido 50 millones de pesetas por su renuncia al escaño además de un sueldo mensual de 200.000 pesetas en Tenerife por no hacer nada. El sueldo lo pagaba una empresa de Las Palmas propiedad del alemán Gerhard Paukner, dueño de la línea aérea entre Melilla y la Península. Las declaraciones de Tahar ante un juez de La Laguna, corroboradas luego en Melilla, provocaron que el ministerio fiscal imputase a Velázquez y restantes implicados un delito de cohecho. El procedimiento sigue su curso. Casi al mismo tiempo, el pasado diciembre, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) falló en favor de Palacios e impuso la reanudación de la votación en la Asamblea de Melilla en el mismo momento de su suspensión, el 1 de marzo de 1997. Añadía la sentencia que el resultado, tras la emisión de voto de Palacios, surtiese efectos inmediatos. Esto significaba que si Palacios votaba a favor de la moción de censura Velázquez perdería en el acto la alcaldía de Melilla. En poco más de 10 minutos concluyó todo ayer, aunque muchos todavía aseguraban la víspera que algo pasaría para impedir la votación. Más de uno aventuraba que Palacios podría votar en su contra, convencido por no se sabe qué poderosos argumentos. Un seguidor de Palacios afirmaba que en los días anteriores a la votación le habían llegado al nuevo alcalde de Melilla proposiciones deshonestas desde el poder. Todo parece posible en Melilla, pero al menos ayer las cosas siguieron su curso normal. De riguroso azul, oscuro el traje y más claras la camisa y la corbata, Palacios casi gritó "Sí, a la moción de censura" cuando emitió el voto pendiente desde hacía un año menos un día. Después Palacios prometió "servir fielmente a España y a la ciudad de Melilla" y recibió en el acto el bastón de mando, que le convierte en alcalde-presidente de este enclave español en África, donde se acumulan los problemas del paro, la inseguridad ciudadana, la delincuencia y la presencia de varios cientos de refugiados argelinos y subsaharianos. Por la ciudad se repartieron ayer unas hojas impresas con ordenador con el texto "¡Todos con Ignacio! Firmado: un musulmán, un gitano, un español, un hindú, un hebreo", sin omitir ni uno solo de los grupos étnicos y religiosos de la ciudad. Palacios llega a la alcaldía de Melilla al frente de un gobierno de todos los partidos, pero que cuenta con sólo 12 diputados contra los 13 de la oposición del PP. Ayer, tras ganar la moción interrumpida hace un año, lanzó un llamamiento para formar "un Gobierno de concentración" y dijo que tendía su mano al PP, porque "Melilla nos necesita a todos".

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