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Omar Prego redescubre la tragedia de una poetisa admirada por Rubén Darío

Delmira Agustini fue asesinada por su amante en 1914 cuando tenía 27 años

El 14 de julio de 1914 la poetisa uruguaya Delmira Agustini fue asesinada por su ex esposo, que luego se suicidó. Esta historia ha sido recuperada por Omar Prego Gadea (Montevideo, 1927) en la novela Delmira (Alfaguara). "Prego no es un escritor del boom sino heredero de una tradición intelectual más sigilosa" dijo Antonio Muñoz Molina al presentar el libro ayer en Madrid. La obra recrea un hecho concreto como las tragedias griegas, dice su autor, "donde lo importante no es el final ya sabido sino el cómo y el porqué".

Ocurrió en el umbral del cambio que tanto anheló pero que no le dejaron ver o no quiso esperar. Delmira Agustini fue una mujer con dos grandes misterios: su poesía y su vida amorosa, que Omar Prego recoge como un solo rumor de intriga melancólica "en busca de una relación más interactiva con el lector", afirmó ayer el autor en la Casa de América. Esta es su cuarta novela, tras Último domicilio conocido, Para sentencia y Nunca segundas partes.Delmira intenta asomarse a la solución de varios interrogantes: ¿Quién fue ese ser sensual y ardiente habitado por las voces nocturnas de la creación literaria? ¿Quién fue esta mujer asesinada a los 27 años por su ex esposo y amante? ¿Quién fue en realidad Delmira Agustini?

"A ella", dijo Muñoz Molina al referirse a la poetisa, "le tocó una época donde la situación de las mujeres no era fácil y de la que deseaba liberarse". Pero sólo encontró, añadió Prego, "la poesía como única salida para respirar en aquel mundo hostil".

Preludio de un cambio

Y cuando por fin la inminencia del cambio para las mujeres iba a llegar con la I Guerra Mundial, Agustini muere a manos de su amante. "Por eso", afirmó Muñoz Molina, "la novela es también una reflexión sobre la situación de las mujeres de comienzos de siglo y se siente la presencia del asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo como preludio del cambio".Envuelto en esta reflexión, el primer misterio de la novela es la obra poética de esta mujer. Agustini fue una poetisa admirada por Rubén Darío, quien tras una invitación a Buenos Aires viajó a Montevideo con la sola intención de conocerla, y también por Unamuno. "Su poesía supone la ruptura con el modernismo, del cual fue heredera", dijo Prego, que abre el libro con el poema de Agustini Supremo Idilio: "¡Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo y mancho mortalmente el labio que me toca; mi beso es flor sombría de un otoño muy largo... exprimido en tus labios dará un sabor amargo, y todo el Mal del Mundo florecerá en tu boca!" Es el primer guiño del autor para sembrar el interés por esta poetisa cuya creación está concebida "en estado de alucinación para ser leída con deslumbramiento", afirma.

El segundo misterio es la vida de Agustini y su relación amorosa con un hombre que ni siquiera leía sus escritos, según Prego, que ha dedicado más 15 años a investigar la historia. El esposo de Agustini era un don nadie que logró tenerla cinco años de novia hasta llevarla a un matrimonio que duraría mes y medio. "Algo muy raro", dice el escritor, "porque pidieron el divorcio y cuando la separación estaba lista ella se convierte en su amante clandestina". Un misterio dentro del misterio que poco después terminará en un cuarto de pensión cuando él la mate y después se suicide con el mismo revólver.

Hay un misterio más, según el autor: ella le había dicho a su madre que ese día iba a terminar todo. "¿La nueva relación? ¿El divorcio? ¿Una nueva unión? ¿O la misma vida? Nunca lo sabremos. Simplemente es una especie de prueba de la manera como los artistas, sin saberlo, son autores de su propio mito hasta el final", afirma Omar Prego.

Hila así Prego una historia entre lo real y lo inventado. "¿Por qué a manera de novela y no de tesis?", pregunta Muñoz Molina; y responde: "la novela cuenta lo que se sabe y lo que no se sabe. Permite resaltar el vacío y la incertidumbre".

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