Un sueco y un argelino para apoyar al secretario general
El asesor jurídico de las Naciones Unidas, el sueco Hans Corell, y el ex ministro de Asuntos Exteriores argelino, Lajdar Brahimi, son los dos principales asesores con los que ha contado el secretario general de la ONU en las negociaciones con el régimen iraquí. Los dos participaron en las reuniones que Kofi Annan y el viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz mantuvieron durante el sábado y domingo, en un intento de desbloquear la situación y encontrar una salida al conflicto.La misión de Hans Corell fue la de aconsejar a Annan sobre el lenguaje y los términos jurídicos que se debían utilizar en la redacción del documento de compromiso entre Naciones Unidas e Irak. La misión del otro hombre del secretario, el argelino Brahimi, tenía un aspecto más bien político y estratégico, y le asesoraba sobre el punto medio de las reclamaciones de los norteamericanos y las reivindicaciones de Sadam Husein.
Annan, que el sábado por la noche se encerró en un despacho con Tarek Aziz, en un intento de poner los puntos sobre las íes y de reclamar explicaciones personales sobre la manera en que se estaban planteando las cosas, acabó en un momento dado abriendo la puerta e invitando a Brahimi y a Corell a entrar en la estancia y servir de testigos de lo que allí se estaba diciendo. A partir de ese momento, los tres hombres formaron un sólido equipo en busca un desenlace que empezó a vislumbrarse avanzada la tarde del domingo.
Hans Corell volverá a Nueva York y podrá con toda seguridad olvidarse del asunto de Irak, pero tal no es el caso de Lajdar Brahimi, del que se asegura que es el futuro responsable del equipo de técnicos y diplomáticos, el llamado Unscom plus, que inspeccionará los ocho palacios presidenciales. El nombre de Brahimi parece haber sido aceptado por las dos partes; por los norteamericanos, que le consideran un hombre de su confianza, y por los iraquíes, que le respetan plenamente por su sentido y por su constante defensa de la nación árabe.
Los otros nueve hombres del secretario que le han acompañado en este viaje han pasado prácticamente inadvertidos para la historia, con excepción del también sueco Stephan de Mistura. Este ex responsable de la Oficina "Humanitaria de la ONU' en Bagdad fue el encargado de redactar un informe sobre los conflictivos palacios presidenciales, para lo que contó con la cooperación de dos geógrafos de las Naciones Unidas. El informe de Mistura crispó los nervios del responsable de la Unscom, Richard Butler, ya que indirectamente le trató poco menos que de mentiroso y le demostró con papel y documentos que la superficie de los palacios presidenciales de Sadam era mucho menos de lo que él venía asegurando al pasar de 80 a 31 kilómetros cuadrados.
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