El ministro francés del Interior dice que atacar sería "una gran tontería"
Una intervención militar de Estados Unidos en Irak sería "una gran tontería", aseguró ayer el ministro francés del Interior, Jean-Pierre Chevènement. En declaraciones a la cadena de televisión Canal +, Chevènement indicó que "si los estadounidenses cometen esa gran tontería, al menos esta vez lo harán sin nosotros", a diferencia de lo que ocurrió en la guerra de 1991. Entonces, y en torno a la llamada Operación Tormenta del Desierto, se formó una amplia coalición internacional en la que Francia participó."Un ataque contra Irak sólo conduciría a reavivar el integrismo", dijo el titular francés del Interior. El Gobierno de París ya ha anunciado que no tiene intención de participar en una eventual acción militar contra Irak.
Chevènement dimitió de su cargo de ministro de Defensa en enero de 1991, durante la guerra del Golfo, en desacuerdo con la participación militar francesa en aquella contienda. El pasado miércoles, el ministro subrayó que el embargo impuesto por Naciones Unidas contra Irak al término de la guerra de 1991 ha causado "cerca de un millón de muertos, en su mayoría niños".
Desde el estallido de la nueva crisis entre Irak y la ONU, Francia ha intentado por todos los medios diplomáticos a su alcance buscar una solución política al conflicto y no resvolver el problema por la fuerza, como planean Estados Unidos y el Reino Unido en caso de que no se logre un acuerdo aceptable. En su política, París ha encontrado el respaldo de otros dos países miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Rusia y China, que han mostrado su oposición al uso de la fuerza contra el régimen de Bagdad.
Antes de llegar a la capital iraqui en lo que se estima como la última oportunidad para evitar una guerra, el secretario general de la ONU, el ghanés Kofi Annan, se entrevistó en París con el presidente francés, Jacques Chirac, para analizar los detalles del plan de paz que el responsable de esa organización pretendía someter a las autoridades iraquíes.
Oferta británica
Londres, el más firme aliado de Washington frente a Sadam Husein, abrió ayer un resquicio en su política de mano dura para con el régimen iraquí. El ministro de Asuntos Exteriores británico, Robin Cook, aseguró que las sanciones que castigan a Irak desde hace siete años "podrían ser levantadas" si Sadam cumple las resoluciones de Naciones Unidas concernientes al desarme de su país."Debemos ofrecer a Sadam alguna perspectiva de mejora al mismo tiempo que [el posible] castigo", subrayó Cook en declaraciones a la emisora BBC. "Si cumple [las resoluciones de Naciones Unidas], si coopera con nosotros, si no hay más armas de destrucción masiva, entonces podríamos levantar las sanciones".
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