Madurez en plenitud
En los albores del inevitable revival de los años ochenta españoles -primera década que se recupera en los aspectos musicales y estéticos-, la legendaria voz de esta veterana argentina de corazón español vuelve a hacerse oír sobre las tablas de un escenario madrileño. Arropada por un grupo cumplidor, en el que hay que destacar forzosamente el esfuerzo de la atractiva guitarrista Marisa de la Plaza, Rubi ofreció lo mejor de su nuevo repertorio, plagado de temas cálidos, intimistas y repletos de frases preciosas ("hija, eres como las olas: me besas y te vas"). Precisamente son estas canciones -cuya composición se debe a indiscutibles nombres como Carlos García Berlanga o el propio hermano de la intérprete, Ricky- síntoma de la evolución de- Rubi y las modificaciones que va adquiriendo su sonido: más blues, menos pop.Rubi ha cambiado la guitarra eléctrica por la acústica, sin perder por ello garra ni el particular nivel expresivo que exige el rock and roll sentido y bien tocado. Pletórica de voz, Rubi insufló belleza a canciones como Castillo de naipes, Madre y la irónica Sangre y caviar. Incluso hubo tiempo para invitar al excelente guitarrista Tito Larregui a improvisar un blues y, cómo no, para la degustación de sus clásicas Donde y Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat. De nuevo hay que reseñar el triunfo total de una artista en la plenitud de su madurez: Rubi.
Rubi
Rubi (voz y guitarra), Marisa de la Plaza (guitarra), Volker (batería) y Juan San Martín (bajo). Café La Palma. 1.000 pesetas. Madrid, jueves 19 de febrero.
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