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"El fraude es la mayor injusticia del IRPF"

Manuel Lagares ha sido testigo directo de las tres reformas fiscales en España en la etapa democrática. Para la actual ha trabajado durante un año, como presidente de la comisión de expertos encargada por el Gobierno de hacer una propuesta, y la defiende con la pasión de quien se sabe padre de una criatura delicada. Asegura que la comisión ha sido libre en sus conclusiones y que está formada por técnicos sin una orientación política o social determinada.Pregunta. ¿Con qué porcentaje de cumplimiento del informe se daría por satisfecho?

Respuesta. Hay comisiones que no han conseguido colocar en proyectos legislativos ni una sola de sus recomendaciones. Yo creo que conseguir el 50% podría ser un alto éxito. Aunque yo aspiraría al 100%.

P. ¿Debería haber un consenso político sobre la reforma?

R. Sí, porque el IRPF está en manos del Estado, no de un partido u otro, y debe tener una cierta estabilidad. Pero soy consciente de las dificultades.

P. ¿Sus propuestas favorecerán a los ricos?

R. Plantearlo así es un error. Los fines son la eficiencia, la equidad y lograr una convergencia real con los países de nuestro entorno. No es un impuesto para quitarle a uno y darle a otro. La primera injusticia del impuesto es que haya gente que no paga. Podemos discutir si los tipos impositivos deben ser unos u otros, pero el fraude es la mayor injusticia del IRPF.

P. ¿No se hace suficiente en la lucha contra el fraude?

R. Nunca es suficiente. Con esta reforma podemos ganar todos si mejora el nivel de cumplimiento. Proponemos corregir una serie de prácticas de la Administración.

P. ¿Cuáles?

R. Todos sabemos que hay un sistema muy bueno de control de determinados ingresos a través de las retenciones; es decir, del pequeño fraude. Pero hay que controlar también los patrimonios. Por ello proponemos que se haga una declaración especial.

P. ¿Han aumentado las vías para la elusión fiscal?

R. No lo creo. Pero lo cierto es que la situación ahora es distinta. Ahora estamos en un mercado único y dentro de nada con una moneda única. No podemos utilizar instrumentos que coarten la libertad. Tenemos que competir fiscalmente con nuestros socios.

P. Pero la competencia es a la baja. ¿No conduce al desarme de un impuesto que recae sobre todo en las nóminas?

R. Para evitar esto la comisión tenía dos caminos, y hemos optado por un impuesto unitario. Proponemos tratar todas las rentas igual, sean del capital, empresariales o del trabajo, con una discriminación en favor de estas últimas, ya que la situación actual nos duele a todos.

P. Pero se mantiene un trato especial para las plusvalías...

R. Es para las ganancias de capital a largo plazo, no a corto. Esto se aplica en Alemania, Luxemburgo, Dinamarca, Francia, Estados Unidos... Nosotros mantenemos que se graven al 20%.

P. ¿Cabría en esta reforma dar algún tipo de facilidad para que aflore el dinero negro?

R. Esta reforma ya da bastantes facilidades, porque diseñamos un impuesto más justo, más neutral, más simple, más eficiente. Las amnistías fiscales son como las drogas, producen adición y a mí no me gustan.

P. ¿Va a ser una reforma muy cara para Hacienda?

R. Las recomendaciones que hacemos se sujetan a los márgenes del Programa de Convergencia, que prevé una rebaja de la presión fiscal de cuatro décimas del PIB, entre 300.000 y 400.000 millones de pesetas en dos años, según el crecimiento económico. Pero el coste de una reforma depende sobre todo de la actitud de los contribuyentes, de la Administración y de la coyuntura económica.

P. ¿Si baja el impuesto, habrá que recortar gasto social?

R. Pienso que no. Estoy convencido de que el cumplimiento fiscal va a mejorar y que eso va a compensar el coste. Lo que hay que cortar es el despilfarro.

P. ¿Si baja el tipo máximo más que los restantes se favorece a la rentas altas?

R. Hay que entender cómo funciona la escala del impuesto. Los tipos de abajo, cuando se reducen, no sólo benefician a los contribuyentes de renta baja. Benefician a todos los contribuyentes. Si yo gano 40 millones y baja la escala, no sólo beneficia al que gana un millón de pesetas, me lo están reduciendo a mí también. Reducir los tipos de abajo afecta a los de abajo y a los de arriba.

P. Pero ustedes plantean reducir a los de arriba y mantener en el 20% el tipo mínimo...

R. Para favorecer proporcionalmente más a los de abajo proponemos elevados mínimos de exención. Esto beneficia proporcionalmente más a los de abajo. Si yo gano un millón y tengo una exención de 500.000 pesetas y el que tiene 50 millones de renta tiene la misma, para mí supone un 50% y para el otro mucho menos.

P. ¿Es consciente de que el Gobierno no va a cumplir su promesa de bajar el tipo máximo al 40%?

R. Ese será su problema. La comisión ha debatido mucho sobre esto. No podemos dar vivas a Cartagena, tenemos los pies en la tierra. Le hemos dicho, apunte más al 45% que al 50% y deje usted funcionar la reforma. Mire también a sus vecinos. Si se mueven en el sentido que todos creemos, inevitablemente debe afinar el lápiz y dentro de un año o dos empezar a pensar en poner el 40% y quitar tramos. Si los alemanes ponen su tipo máximo en el 39,9%, habrá carreras en toda Europa y nosotros no podemos quedamos atrás.

P. ¿Es partidario de acercar el tipo del IRPF al de sociedades?

R. Ése sería el camino. Se podrían resolver muchos de los problemas que hay ahora si la diferencia no es grande.

P. ¿En cuánto debe situarse el mínimo familiar exento?

R. La Encuesta de Presupuestos Familiares fija un millón de pesetas por familia. Luego hay que hacer un reparto que, según los criterios internacionales, sería una cantidad para el titular, un séptimo para el cónyuge y la mitad por cada hijo.

P. La trampa puede ser que ese mínimo sea a cambio de una limpia en las deducciones...

R. No hay trampas. La comisión lo único que pretende es dar soluciones técnicas.

P. Pero las deducciones de la cuota favorecen en la actualidad más a las rentas bajas...

R. ¡Cómo vas a perjudicar a las rentas bajas si le quitas unas 20.000 pesetas en- la cuota por hijo y se lo cambias por una deducción en la base como la que sea plantea! ¡Claro que compensa, y muchísimo!

P. En vivienda, por ejemplo, quitar la deducción por intereses perjudicará a quien está empezando a pagar el piso y quitar la imputación como renta de la vivienda beneficia a quienes tienen una casa de más valor. ¿No es así?

R. Simplificar el impuesto significa también quitar el rendimiento de la vivienda propia. Si quitamos ingresos, inevitablemente tenemos que quitar gastos ¿Y esto es bueno para el contribuyente? Puede haber situaciones en las que alguien pierda. Pero hay nueve millones que tienen imputación por vivienda y hay 3,5 millones que tienen descuento por intereses. Esto da idea de que hay más ganadores que perdedores. Además, un préstamo se paga durante 10 años y la propiedad de la vivienda se mantiene unos 35 años.

P. ¿Cómo será la deducción en la cuota?

R. Para los primeros años, como la amortización es corta, en vez de seguir el ritmo financiero normal queremos que la deducción se distribuya equilibradamente a lo largo de los años.

P. ¿Habría que poner un límite a esa deducción para viviendas a partir de unos 20 millones?

R. A mí eso no me parecería mal, aunque la Constitución dice que hay que proteger la vivienda sin poner límites.

P. ¿Plantean bajar las retenciones y el volumen de devoluciones?

R. Ahora es una locura. Hay que ajustar las retenciones a los tipos efectivos.

P. ¿Y en el capital?

R. Lo que le decimos al Gobierno es: póngase en la línea de lo que hagan los europeos. Y si no llegan a acuerdos, baje usted.

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