Nuevos datos de la venta de elementos químicos a Bagdad
El turbio pasado de las relaciones entre Irak, el Reino Unido y EE UU quedó al descubierto ayer con sensacionales datos de cómo Londres y Washington contribuyeron a formar el mismo arsenal químico de Bagdad que hoy norteamericanos y británicos quieren destruir.
Portavoces oficiales británicos intentaban anoche camuflar con excusas los vínculos que unieron a los proveedores de armas químicas y antídotos contra gases letales. "Hay que preguntárselo al Departamento de Comercio", dijo un portavoz del Ministerio de Defensa británico cuando se le preguntó si la transferencia de elementos capaces de neutralizar los efectos de gases mortales a Irak representaba una doblez, especialmente cuando Londres, superando el afán belicoso de Thatcher y Major, parece impaciente por atacar.
Además de las informaciones sobre las ventas de componentes químicos, el Canal Cuatro británico -televisión privada- acusó a los dirigentes del anterior Gobierno conservador del Reino Unido de una no muy secreta complicidad con el armamentismo químico iraquí y dio a entender que el actual Gobierno laborista está ocultándolo. Alan Paterson, portavoz del Ministerio de Defensa británico, confirmó las declaraciones de su jefe, el ministro George Robertson, en el sentido de que una investigación al respecto está en camino.
El Reino Unido y EE UU fueron los principales y generosos proveedores de armas para Irak durante los ocho años de la encarnizada guerra que Bagdad libró contra Irán hasta el ambiguo armisticio de 1988, creando lo que en algunos medios se llama ya "el menú del apocalipsis".