Mil vecinos del pueblo de Sampedro piden clemencia para quienes le ayudaron a morir
Más de 70 personas declaran haber colaborado en el suicidio
Un millar de vecinos de la zona de Porto do Son (A Coruña), donde vivía el tetrapléjico Ramón Sampedro, han firmado un escrito pidiendo a la justicia que no castigue a nadie por ayudarle a morir. Entre los que suscriben el documento se encuentran varios familiares del fallecido y sus amigos más íntimos. Al mismo tiempo, la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Galicia presentó ayer las primeras 70 firmas de ciudadanos que se autoinculpan de haber colaborado en el suicidio de Sampedro, quien llevaba 29 años reclamando infructuosamente su derecho a la eutanasia.
El catedrático de Derecho Penal Miguel Bajo, abogado de Ramona Maneiro, la amiga de Sampedro acusada por la justicia de haber colaborado en su muerte, anunció ayer en Santiago que utilizará estas autoinculpaciones en el procedimiento penal abierto tras la muerte del tetrapléjico. "Si hay muchas personas que son culpables de haber cooperado necesariamente con él", declaró Bajo, "la justicia tiene que reaccionar de otra forma". Bajo, que participó junto a miembros de DMD y familiares y amigos de Sampedro en un acto de homenaje celebrado anoche en la Facultad de Medicina de Santiago, vaticinó que la muerte del tetrapléjico va a abrir un debate sobre la eutanasia no sólo en España, sino "incluso quizá a escala mundial"."Pese a que el Código Penal ha avanzado mucho en este asunto con respecto al anterior", agregó Bajo, "falta todavía un paso más para su adaptación a las reglas éticas de la sociedad moderna". Ayer mismo el diputado del Bloque Nacionalista Galego en el Congreso, Francisco Rodríguez, presentó una iniciativa para reclamar de la Cámara la reforma de la legislación a fin de despenalizar la eutanasia activa.
Medidas cautelares
Entre los participantes en el homenaje se encontraba también Ramona Maneiro, quien llegó a pasar una noche en el calabozo por su presunta colaboración en la muerte del tetrapléjico y que está obligada a presentarse todos los días primeros de cada mes en un juzgado de Ribeira (A Coruña). Bajo ha pedido que se retire esa medida cautelar y ayer volvió a lamentar que su cliente fuese detenida sin que existiesen pruebas concluyentes contra ella. "Lamentamos profundamente que la Guardia Civil se haya portado como se portó", protestó Bajo, "aquello fue un caso excepcional e inexplicable todavía".Maneiro indicó, por su parte, que la ayuda a la muerte de una persona que reclama la eutanasia no se puede considerar un delito. "Quiero que se entienda que no fue un asesinato ni nada del otro mundo", manifestó Maneiro, "sino algo que él deseaba y mucha gente también".
De la misma opinión son el millar de vecinos de Sampedro que firmaron un manifiesto presentado ayer, paralelo al que promueve DMD pidiendo a los ciudadanos que se autoinculpen de ayudar al suicidio. En Galicia las autoinculpaciones ya suman setenta, pero DMD también ha extendido su campaña a Madrid y Barcelona.
El manifiesto está encabezado por la catedrática de Ética Esperanza Guisán, quien se declaró conmovida por la lectura del testamento de Sampedro: "Es el alegato de un hombre rebelde en el mejor sentido de la palabra, una especie de Prometeo que se levanta en defensa de su libertad contra todo lo establecido: los clérigos, los médicos, los juristas... O sea, el poder".
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