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Reportaje:EXCURSIONES

Panorama tentador

Este mirador de la sierra del Hoyo pone ante los ojos todas las bellezas de la cuenca alta del Manzanares

Sinaí, Olimpo, Fujiyama, Tíbet... Desde que el mundo es mundo, las montañas han estado pobladas por dioses muy poco montañeros que, vestiditos con gasas, administraban a locas el destino de la humanidad, enajenados sin duda por la hipotermia y el soroche. Afortunadamente para los madrileños, la sierra y sus aledaños no han sufrido esa plaga. En cambio, el que sí que ha andado por aquí es Barrabás: un tipo que, comparado con Zeus o Jehová, es inocuo, y mucho más simpático, ¡dónde va a parar!. Así, repasando orónimos, tenemos una Ventana del Diablo en Siete Picos; un Carro del Diablo en el Reventón y otro en la Pedriza; unas cascadas del Purgatorio en Rascafría; un arroyo del Infierno en Valsaín, y una garganta de lo mismo en Navacerrada. Si todo ello se engarzara con las leyendas que dicen que Satanás hincó los dientes junto a la cueva del Monje (La Granja) y su enorme talón en un cancho de las Machotas (El Escorial), habría material de sobra para una bonita ruta turística: La sierra del demonio, o algo por el estilo.Una de las etapas de esa gira debería tener como meta la silla del Diablo, en la sierra del Hoyo de Manzanares. ¿Sierra? Mejor sería decir serrijón, pues apenas levanta 1.400 metros sobre el mar. Pero, estando como está dispuesta en forma de anfiteatro, y a un par de leguas al sur del Guadarrama, no se hallará atalaya más céntrica ni más señera que ésta para otear toda la cuenca alta del Manzanares: Cuerda Larga, la Pedriza, el embalse de Santillana, las dehesas de Colmenar y el prieto encinar del monte del Pardo, donde el más vituperado de los ríos madrileños pasa de la roca a la arena y casi no lo cuenta. La silla del Diablo es el palco de honor de este anfiteatro, un trono fianqueado de cornudas prominencias graníticas en que Belcebú tienta al mirón: "Todas estas cosas te daré ..."

En el pueblo de Hoyo de Manzanares, el excursionista se persona en la rotonda que da acceso a las urbanizaciones La Orotava y El Picazo -así llamada por el picacho que se empina a 300 metros sobre los tejados-, y se echa a andar hacia poniente por la pista de tierra que sube al depósito de agua del Canal de Isabel II. Es el camino que lleva a la silla del Diablo; un camino que no huele a azufre, sino ajara, a mejorana, a tomillo y, sobre todo, a romero. Romero del refranero: "Quien sube al monte y no coge romero, no tiene amor verdadero"; amor por el monte, se supone. Otro refrán, pero éste en catalán: "De flors de romaní i noises per casar, tot Fany n'hi ha"; o sea, que raro es el mes que no exhibe el romero sus florecicas de pálida color azul.

Romero para friegas

Y un tercero: "De las virtudes del romero, se puede escribir un libro entero"; se ha escrito, por ejemplo, que el alcohol de romero, aplicado en friegas tras la ducha o el baño, es mano de santo para los despernados por fatiga del mucho andar. Hoy no será, pero bien está el saberlo.Sin abandonar la pista principal, que se mantiene siempre rumbo oeste por el pie de la sierra, el excursionista cruza a una hora del inicio el arroyo del Cuchillar por un pontezuelo bordeado de acacias. Poco después llega junto a una caseta -también del Canal de Isabel II- y, aquí sí, enfila monte arriba por el sendero que remonta el arroyo de Peñaliendre, entre álamos, encinas y enebros. Aguas arriba, topa las ruinas de una casilla y, a su vera, un mirador de fábrica desde el que se asoma al caserío de Torrelodones, sobre el que descuella la casa del Pico: la casa en la que holgó y murió Antonio Maura; desde la que, dicen, el general Miaja dirigió la batalla de Brunete; y la que, al cabo, terminó en manos de Franco. A manderecha, espejea en lontananza el embalse de Valmayor.

A espaldas de la ruinosa casilla, una trocha -señalizada con hitos culebrea hasta la cresta de la sierra, que aquí alcanza los 1.368 metros de altura. A 1.302, en el collado que cae a naciente, está la silla del Diablo, donde Barrabás juega al veo-veo con el excursionista.

En invierno y con guía

Dónde. Hoyo de Manzanares se halla a 40 kilómetros de Madrid, por la carretera de La Coruña (A-6), desviándose por la M-618 en Torrelodones. Hay autobuses de Larrea (530 48 00), con salida del intercambiador de Moncloa.Cuándo. Marcha de unos catorce kilómetros -unas cinco horas, ida y vuelta-, por un camino por cotas bajas -Hoyo, 1.001 metros; silla del Diablo, 1.302-, que no presenta en invierno dificultad. Fuera de esta estación, en estos montes hace un calor de mil demonios

Quién. El Centro de Información del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares organiza todos los mes una excursión guiada por sierra del Hoyo. Es gratuita. La reserva de plaza es en el teléfono 853 99 78. También informan sobre la sierra en el Ayuntamiento: 856 60 04.

Y qué más. De gran ayuda algún tipo de cartografia, como la hoja 18-21 (San Lorenzo de El Escorial) del Servicio Geográfico del Ejército o el mapa Sierra de Guadarrama, que edita La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38).

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