Más de 40.000 parados alemanes protestan en las calles y anuncian nuevas iniciativas

Entre 40.000 y 50.000 personas respondieron ayer al llamamiento de la coordinadora de los parados alemanes y salieron a la calle en diversas ciudades para protestar contra el desempleo. Mientras, en Bonn, la coalición gubernamental de la Unión Cristiana Democrática (CDU), la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera y los liberales del FDP se enzarzaron con la oposición (socialdemócratas del SPD, Verdes y socialistas de la ex RDA) en un nuevo debate parlamentario sobre medidas contra el paro. Los parados anunciaron que repetirán las movilizaciones cada mes.

Ninguna de las manifestacionesque se celebraron ayer fue excesivamente numerosa: en Francfort, 400 personas ocuparon laoficina de empleo; en Berlínhubo 3.000 manifestantes queportaban letreros pidiendo ladimisión del canciller Helmut Kohl y caricaturas de este dirigente. En otras ciudades, piquetes de varios centenares, de personas se concentraron frente a las oficinas de empleo o bien las ocuparon. En la jornada de ayer, sin embargo, convergen una sumade elementos inquietantes para Kohl, que en septiembre competirá en las elecciones para prolongar su estancia de 16 años en el poder. En primer lugar, los protagonistas de las manifestaciones no fueron los poderosos sindicatos alemanes, que las apoyaron solidariamente, pero no pusieron en juego su gran capacidad movilizadora.La coordinadora de los parados, que organizó las protestas, es un organismo que existe desde la mitad de los ochenta, pero que había sido considerado "marginal" y sólo ha recibido la atención de los medios de comunicación alemanes desde que el movimiento de los parados comenzó a cobrar importancia en Francia, según manifestó a este periódico Angelica Beier desde Bielefeld.

En esta ciudad está la sede central del movimiento, que tiene una organización de 500 personas, un banco de datos, un periódico de 4.000 ejemplares de tirada y que admite socios con una cuota mínima de 4 marcos al mes (algo más de 300 pesetas). Los organizadores de las manifestaciones quizá no consiguieron que éstas prendieran en 200 ciudades, tal como habían anunciado, pero se vieron "sorprendidos" porque se celebraron en lugares sobre los no creían tener ninguna influencia, según Beier.

Protestas regulares

Por otra parte, los parados han anunciado que volverán a salir a la calle una vez al mes coincidiendo con la fecha en la que se hagan públicas las cifras de desempleo. El Gobierno se enfrenta así no sólo a unas estadísticas crecientes de paro que pueden gotear mes a mes hasta las elecciones, sino a la posibilidad de manifestaciones y protestas regulares en la calle. El Gobierno presentó ayer en el parlamento las medidas contra el paro elaboradas porel diputado demócrata-cristiano Ulf Fink y la diputada liberal Gisela Babel. Con ellas pretende, entre otras cosas, involucrar a los ayuntamientos en la creación de puestos de trabajo para los parados que hoy reciben ayuda social y crear plazas de becarios para los jóvenes que están en paro al terminar su escolarización.En el debate, Gobierno y oposición cruzaron los argumentos y reproches mutuos que se han venido repitiendo durante los últimos años. Los socialdemócratas se centraron en las desigualdades en materia impositiva entre los asalariados de a pie y las capas con mayores ingresos, que a su juicio. son también las que mayores posibilidades tienen de evadir impuestos.

Los demócrata-cristianos, a su vez, acusaron al SPD de torpedear la reforma fiscal, que consideran necesaria para reactivar la economía y el empleo. Tanto los demócrata-cristianos como los socialdemócratas dejaron claro que se mueven aún en el marco y los límites que imponen las tradiciones de economía social de mercado. Por eso, tanto unos como otros mostraron sus ambigüedades ante la situación en Estados Unidos, donde se ha registrado una espectacular mejora del empleo.