Un inconformista abierto al diálogo
A sus 74 años, el líder de los socialistas marroquíes, Abderramán Yussufi, sigue siendo un inconformista. Este abogado tangerino cuenta probablemente con una de las trayectorias personales más agitadas de la clase política marroquí. Con apenas 19 años, comenzó a militar en el movimiento nacionalista al término de la II Guerra Mundial, y llegó a asumir dentro de la lucha anticolonial la dirección política de la resistencia armada.Pero tras la independencia de Marruecos, en 1956, Yussufi vivió un calvario dentro de su propio país. Fue detenido en 1959 y en 1963, acusado de "conspiración contra la seguridad del Estado", y acabó en la cárcel. En 1971 también fue juzgado en rebeldía junto con otros dirigentes de la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP), bajo la acusación de querer organizar la lucha armada contra la monarquía. Yussufi tuvo que exiliarse en Francia.
En 1980, el rey Hassan II le indultó y le permitió regresar al país. Los esfuerzos del líder socialista se concentraron entonces en desarrollar su partido, que adoptó el nombre de Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) en 1975. A la muerte del histórico líder socialista Abderrahim Buabit, en 1992, Yussufi, asumió la máxima jefatura del partido.
Un año más tarde, sin embargo, volvió a abandonar Marruecos, en protesta por la que calificó de "falsificación electoral" y se autoexilió en Francia, donde permaneció año y medio. Desde la antigua metrópoli regresó a su país, esta vez con la voluntad de impulsar la democratización de Marruecos. "Cueste lo que cueste", según proclamó en agosto de 1995.
El perfil personal de Abderramán Yussufi contrasta con el de su carrera política. Si Abderraman, como le conocen sus allegados, es un hombre de una afabilidad extrema, reflexivo, atento a las ideas del otro y dialogante por naturaleza. La prueba definitiva de su talante como hombre de Estado ya ha comenzado.
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