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Tribuna
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Periferia

El sur europeo sigue mostrando una capacidad de valoración por encima de la media y ayer sólo las bolsas de Milán, Lisboa y Madrid consiguieron darle la vuelta a una jornada que parecía capaz de ser el primer capítulo del recorte que están esperando la mayoría de los inversores.La situación a primeras horas de la mañana ofrecía el refugio del dólar ante los aires bélicos adoptados por el Ejecutivo estadounidense, pero a media tarde se imponía la calma y los impacientes inversores latinos volvieron a tomar posiciones a toda velocidad. El resultado fue que Madrid logró un nuevo máximo en su índice general, que cerró en 712,19 puntos, tras ganar el 0,65%. Y que Milán destacaba con una subida del 1,21%, y Lisboa con el 0,76%.

A primera vista, parece que los inversores apostaban por una situación tensa en el escenario internacional, lo que habría provocado movimientos relativamente coordinados en casi todos los mercados. El petróleo, por ejemplo, mantiene unos precios que están pidiendo un rebote técnico en cualquier momento y las bolsas han acumulado beneficios suficientes como para pasarles factura con cualquier excusa. La presión del dinero es la que manda y ahora más que nunca hay que considerar los mercados como un conjunto de vasos comunicantes que permiten a la inversión mantenerse activa todo el tiempo.

El mercado de deuda también vivió una jornada de realizaciones, situación que no varió al cierre y que hizo subir la rentabilidad de la emisión a 10 años hasta el 5,36%, prácticamente la misma que se obtuvo en la sesión anterior en la subasta del Tesoro. Como en los días anteriores, el bono alemán se mostró mucho más dinámico y la retirada de beneficios fue más amplia, lo que dio como resultado un recorte en la rentabilidad entre ambas deudas que dejó el diferencial en 0,27 puntos.

El dólar también perdió gas como consecuencia del descenso de la tensión en Oriente Medio y se cotizaba a 152,42 pesetas al cierre, casi dos pesetas por debajo del cambio medio del martes.

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