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El plan plurianual de inversiones de la Comunidad prevé 60.000 millones para los campus madrileños

Las críticas más aceradas del acto de anoche en el Círculo de Bellas Artes llevaban como destinatario al Ministerio de Educación y Cultura. "Vivimos un momento de absoluta atonía en la política universitaria. Con Esperanza Aguirre se han perdido casi dos años sin una sola reforma, sin el menor apoyo al sector público", se lamentó Jaime Lissavetzky. Las referencias al Ejecutivo regional, en cambio, fueron mucho más templadas; entre otras cosas, porque los propios rectores -los madrileños y los de la conferencia estatal- han reconocido que la consejería que encabeza Gustavo Villapalos realiza un "esfuerzo presupuestario considerable" con su plan plurianual de inversiones para la Universidad pública. En ese programa se prevén reformas por valor de 60.000 millones de pesetas en los campus madrileños durante los próximos cinco años.Villapalos, ex rector de la Complutense, lleva muy a gala que Madrid sea la única autonomía española que cumple con los parámetros de inversión universitaria de la OCDE. Con todo, para él también hubo algún reproche. Y en primera línea de escepticismo, el secretario regional de CC OO, Rodolfo Benito. "Ese plan plurianual existe sólo sobre el papel. Tengo serias dudas sobre su grado de aplicación y la sensación de que sólo servirá para tapar ciertos parches", proclamó.

Los firmantes del manifiesto confiaban en que apareciera por el acto alguno de los rectores más afines a su causa: Gregorio Peces-Barba, de la Carlos III ("está de viaje", se apresuró a excusarle Lissavetzky); Raúl Villar, de la Autónoma, o Manuel Gala, de Alcalá. Pero no. Quien terminó haciendo acto de presencia fue 'aquel al que, con seguridad, no habían telefoneado: la máxima autoridad de la Complutense, Rafael Puyol. "Yo soy el rector de la universidad pública más grande de España", advirtió, "y llevo 30 años en ella, así que tiene toda la lógica que me haya acercado a un acto en su defensa". De paso, Puyol criticó "a quienes incurren en el gran error de pensar que la Universidad pública es patrimonio de determinadas ideologías o colores".

Algunos le miraron extrañados. Otros hicieron que no le veían. Y aún hubo quien, en tono impregnado de nostalgia, proclamó: "Estas reuniones me hacen revivir viejas historias".

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