El rector de la Autónoma admite que sufrió un "descalabro"
. Raúl Villar, reelegido el viernes rector de la Universidad Autónoma en segunda vuelta y por un solo voto de diferencia, habló ayer por primera vez para sincerarse tras el mal trago electoral, inesperado en su condición de único candidato al cargo. En declaraciones a este periódico, Villar admitió que la nítida derrota sufrida en la primera votación (139 votos en contra por sólo 101 a favor) fue "un descalabro", y que meditó seriamente la posibilidad de tirar la toalla y no concurrir a la segunda votación. En tal supuesto, el proceso electoral se habría repetido desde su mismo inicio.
"Al final me insistieron en que siguiera, y sigo adelante con energía", matizó, "pero la decisión fue costosa, sobre todo porque no tenía tiempo para decidir". De hecho, entre el final de la primera votación y el inicio de la segunda y definitiva apenas transcurrió media hora.
¿Y si hubiera dispuesto de más tiempo para la reflexión?, se le interrogó. "No sé, pero esta universidad habría sido un hervidero". El claustro del viernes, del que aún faltan un par de puntos por debatir, no se reanudará hasta el próximo 27 de febrero. Por tanto, y en rigor, todavía se debe hablar de Raúl Villar como rector "en funciones".
Dolido y desconcertado
El rector atribuyó sus dificultades para revalidar el mandato a una "conjunción de voluntades desde distintas ópticas", y se mostró particularmente "dolido y desconcertado" por el voto contrario de la Federación de Asociaciones de Estudiantes de Izquierdas, que aglutina a cuatro colectivos con notable peso específico entre el alumnado. "Pensé que contaba con cierto apoyo por su parte. No sé en qué les he fallado", confesó. Un portavoz de la federación izquierdista insistió ayer en que no se les puede catalogar como "afines" a Raúl Villar "ni a nadie".La máxima autoridad académica también esbozó una hipótesis cercana a la paradoja: que su condición de candidato único le hubiera terminado perjudicando, "porque es muy fácil criticar un proyecto cuando no se dispone de la referencia de otro alternativo", argumentó. Por ello se mostró convencido de que su victoria hubiera sido "más holgada" de existir algún competidor.
Lo cierto es que meses antes de las votaciones hubo movimientos en un sector del profesorado para presentar una candidatura de corte más centrista. Al final no fructificaron ante el convencimiento de sus promotores de que las elecciones "estaban perdidas".
Villar no quiso entrar en la polémica de si había habido más papeletas que claustrales en la votación definitiva, en la que ganó por 125 a 124. "Estas cosas las resuelve la mesa del claustro y yo debo mantenerme neutral", argumentó. El rector proclamó su condición de hombre de izquierdas, pero aclaró que su oposición no sólo era ideológica, sino también "académica y científica".
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