Audiencias sonrientes
Estos viejos trianeros -entre 65 y 75 años de edad cada uno, más de 400 si sumamos- que ahora suben a los escenarios conmueven y emocionan antes que nada. No son grandes artistas pero hacen lo que saben hacer con tal convicción que la audiencia se les rinde desde el primer momento, y anchas sonrisas afloran a todos los rostros.Triana es, o fue, por supuesto, mucho más que lo ofrecido por estos aficionados que se han quedado en el cuplé, la mejicanada e incluso unas pinceladas de cantos negros americanos hechos por Curro con voz profunda. Pero verles juntos sobre el tablado es una estampa impagable que no olvidaremos. Cada uno con sus gestos propios, las maneras que ya no pueden cambiar porque seguramente las hicieron durante todas sus vidas: La del Maera se santigua cuando se dispone a cantar, La del Pati amansa con un gesto de sus manos la excesiva fuerza de sus compañeros cuando le hacen el son con las palmas... y todas, si llega el caso, airean las enaguas sin ningún complejo.
Triana pura
La cava de los gitanosPastora la del Pati, Curro, Esperanza la del Maera, el Coco, la Perla, con Pedro Peña a la guitarra. Artistas invitados: Rocío Segura (cante) y José Luis Postigo (toque). Madrid, Colegio Mayor San Juan Evangelista, 24 de enero.
Cuando cantan o bailan ellos disfrutan más que nadie. Esperan los aplausos, casi los piden, con esa conmovedora inocencia que sólo asoma a veces a los ojos de los viejos y de los niños. Son aplausos que se les deben, ciertamente, por su alegría de vivir y por transmitírnosla generosamente.
Como artista invitada actuó, acompañada por la guitarra de José Luis Postigo, una jovencísima Rocío Segura, cantaora almeriense cuyo nombre va ganando mérito a medida que se la conoce mejor.
Babelia
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