"El cambio en Cuba debe ser gradual"

El secretario de la Conferencia Episcopal española, José Sánchez, constata en Cuba un esperanzador crecimiento de la feligresía católica, y como la Iglesia local, forjada en el sufrimiento y la prueba, asiste a su renacimiento. Anticipa, como ya se observa, que el Papa, Juan Pablo II, irá lanzando su mensaje "poco a poco al Gobierno y al pueblo de Cuba". Sánchez, que acompaña a una delegación española de prelados, piensa que la situación de los derechos fundamentales en Cuba debe mejorar, pero también aprecia la retransmisión en directo de las misas al pueblo cubano. Aunque prefiere no entrar en juicios sobre la política española respecto al Gobierno de Fidel Castro, subraya, sin embargo, que los cambios políticos y la transición cubana deben ser graduales, evitando que una brusca ruptura castigue a los más débiles. La Iglesia española ha abierto una cuenta bancaria para ayudar a los católicos cubanos, y colaborar en la edificación de un seminario en La Habana.

Pregunta. ¿Cómo ha visto la situación de Iglesia cubana?

Respuesta. Se mantiene viva y perseverante, unida y alegre y con una gran esperanza en este momento. Se está constatando una especie de nuevo nacimiento. En una iglesia que antes reunía a 20 personas un domingo, hoy pueden reunirse hasta 300. Muchas personas piden el bautismo, vienen a preguntar a qué hora es la catequesis para los niños, otras piden que se les case por la Iglesia. Gentes que antes estaban tímidas y alejadas ahora regresan.

P. ¿No cree que el Papa y Castro empezaron diciéndose cosas muy duras?

R. Bueno, diciéndole el uno [Castro] al otro [Papa]. El otro al uno, no. La homilía de Santa Clara fue un modelo de suavidad, de respeto, de delicadeza. Lo único que podría encontrarse como respuesta del Papa al discurso del presidente [en el aeropuerto], es cuando felicita a la Iglesia de Cuba. Frente a aquélla impresión que uno tenía de aquel chaparrón, de una Iglesia que había hecho tanto mal, según el discurso de Fidel Castro, el Papa felicita a una Iglesia acreditada en la prueba y en el sufrimiento.

P. ¿Castro respondió a las denuncias del Papa en el avión contra la revolución marxista?

R. No creo. Estos discursos están preparados desde hace tiempo. Ningún gobernante resiste la tentación de dirigirse a 300 millones de personas que le oyen. Por eso salió un discurso ceñido a las circustancias del propio país, al que quiso dejar bien.

P. El Papa ha criticado la educación en Cuba, un asunto que aquí es esencial.

R. Poco a poco irá diciendo el Papa cuál es su mensaje, al Gobierno de Cuba y al pueblo de Cuba.

P. ¿Qué ocurre con los derechos humanos en Cuba? R. Necesitados de mejoras. La Iglesia y la sociedad necesitan un ámbito y facilidades para su desarrollo. La Iglesia necesita instrumentos propios.

P. ¿Qué espacios le faltan por conquistar a la Iglesia? R. Me gustaría que esto continuara: una Iglesia que se mueve al aire libre, que celebra con libertad sus reuniones, y que el cardenal pueda dirigirse a sus fieles a través de la prensa.

P. ¿Han observado miedo entre los fieles?

R. No, ninguno. Los veo con una gran normalidad y una gran esperanza. Esperan que esta corriente de recuperación aumente.

P. ¿Es posible crecer con este sistema político?

R. ¿Y qué sistema no cambia? Todos cambian. Si hay monopolios sobre la educación o la salud, o lo que sea, habrá dificultades. Pero es difícil que se mantengan las situaciones rígidas después de esta apertura y este diálogo. Han dado buen. resultado.

P. ¿Ve conveniente la nueva política española respecto a Cuba?

R. Yo ahí no quiero entrar porque no sé exactamente qué es lo que ha pasado. Es un tema que me desborda. No sé todavía donde está la razón por la que todavía no hay un embajador.

P. ¿Observa similitudes entre la posición de EE UU y España?

R. No. Ni es la misma línea ni puede serlo. La capacidad de influencia de Estados Unidos sobre una determinada política hacia un determinado país nunca será la que pueda tener España, con menor ámbito de influencia. Son políticas diferentes. El cambio debe ser gradual en Cuba. Siempre que hay cambios traumáticos, los que más sufren son los más débiles.