Los inmigrantes acogidos en Ceuta y Melilla pasarán pronto a la Península
El zaguán español de Europa dejará de ofrecer a finales de este mes el penoso espectáculo de cientos de inmigrantes africanos hacinados en barracones y tiendas de campaña, protegidos del sol o del relente por las chapas de vehículos de desguace. Los 440 inmigrantes que aún permanecen allí -189 en Ceuta y 251 en Melilla serán enviados a la Península en los próximos días y repartidos por centros de acogida de todo el país gracias al programa de colaboración iniciado en 1996 entre el Gobierno y siete Organizaciones No Gubernamentales, según declaró ayer a este diario el director general de Política Interior, José Ramón Onega.
Desde 1996, 2.418 inmigrantes (634 procedentes del campamento de Ceuta y 1.784 de Melilla) ya han recibido, además del alojamiento y la manutención, clases de español, cursos de formación y ayuda para encontrar trabajo. La labor de las siete ONG -Cruz Roja, Cáritas, CEAR, Fain, Cepain, Andalucía Acoge y Comisión Católica para la Emigración- está siendo financiada por el Imserso. Según un estudio de Cruz Roja, y teniendo en cuenta un programa de dos meses, la integración de cada inmigrante cuesta entre 280.000 y 305.000 pesetas."Con este programa se pretende", según manifestó a este diario el director general de Política Interior, José Ramón Onega, "ayudarles hasta que puedan desenvolverse por sí solos en España: enseñarles el idioma, echarles una mano para que puedan encontrar trabajo. Seguir el principio de acogida, sí, pero contando con nuestras posibilidades reales de integrarles". Al final del programa de ayuda, cada inmigrante recibe un permiso de residencia y trabajo de un año, con posibilidad de ser renovados.
La colaboración del Gobierno y las Organizaciones No Gubernamentales se inició a finales de 1996, unos meses después de que 103 inmigrantes subsaharianos fuesen repatriados en aviones del Ejército, por la fuerza y sedados con Haloperidol, a varios países del centro de África. Aquella escandalosa operación -que el propio ministro del Interior llegó a reconocer como una tremenda equivocación no sirvió además de nada: al menos 40 de los 103 inmigrantes expulsados volvieron tras sus pasos. Cruzaron de nuevo África en busca del sueño europeo y hoy se encuentran entre el grupo de 2.400 inmigrantes que recibe ayuda de las Organizaciones No Gubernamentales españolas.
El Gobierno, a pesar de considerar satisfactorio el trato que se está ofreciendo a los inmigrantes que entran clandestinamente tanto en Ceuta como en Melilla, quiere evitar el "efecto llamada" -incremento de afluencia de inmigrantes al ser alertados desde España de las favorables condiciones de asilo-.
Además de los trabajos de impermeabilización de los perímetros fronterizos de las dos ciudades, la Guardia Civil cuenta ya con la ayuda de efectivos del Ejército en labores de vigilancia. Aunque no llegan a practicar ninguna detención -sería ilegal-, soldados a bordo de todoterrenos patrullan cerca de las alambradas para alertar de la posible presencia de una expedición clandestina. El resultado, según el Ministerio del Interior, es positivo y la llegada de inmigrantes se ha reducido considerablemente.
Una vez que todos los inmigrantes de Ceuta y Melilla estén en la Península, las autoridades destruirán los actuales campamentos. En su lugar serán construidos centros de acogida temporal, a sabiendas de que ni una tapia que llegue hasta el cielo podrá detener el sueño por alcanzar un futuro mejor. Ayer mismo se supo que la Unión Europea ha aprobado un proyecto de la dirección general de Política Interior para la construcción en Melilla de un centro de acogida. Europa lo financiará con 747.995 ecus (unos 140 millones de pesetas).
Los argelinos, sin embargo, deberán seguir tirando de paciencia. La dirección general de Política Interior espera que el Congreso de los Diputados discuta y vote una proposición no de ley presentada por Izquierda Unida (IU) sobre la situación de los inmigrantes procedentes de Argelia. A grandes rasgos, Izquierda Unida plantea tres cuestiones. Dos de ellas de ejecución inmediata -no expulsión y prestación de ayuda humanitaria a los refugiados- y una tercera que debe mantenerse mientras la situación en Argelia no cambie a mejor. El Gobierno -español, propone IU, no debe firmar ningún acuerdo de readmisión con aquél país. Hasta que su situación se solucione, los argelinos refugiados en Ceuta y Melilla deberán seguir comiendo el rancho que les cocina el Ejército -"el mismo que comen los soldados", asegura Interior- y que les sirven voluntarios de Cruz Roja.
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