Clinton será sometido a investigación por falso testimonio, obstrucción, a la justicia y perjurio

La declaración de Bill Clinton, el sábado, ante el juez del caso Paula Jones, ha tomado un giro muy peligroso para el presidente. Clinton es ahora sospechoso de los delitos de falso testimonio, obstrucción a la justicia e incitación al perjurio. Kenneth Starr, el fiscal del caso Whitewater, ha abierto una investigación sobre las posibles presiones de Clinton sobre una ex empleada administrativa de la Casa Blanca para que no revele las relaciones sexuales que sostuvieron durante un año y medio. Monica Lewinski, de 24 años, niega "de momento" la existencia de tales relaciones y presiones. Clinton también.

La temperratura política en Washington subió ayer a un nivel jamás alcanzado antes por ninguno de los escándalos vinculados con Clinton. Hasta el punto de que varios congresistas republicanos pidieron el impeachment o comienzo del mecanismo legal de destitución de Clinton. En 1974, para evitar ser sometido a ese procedimiento, Richard Nixon renunció voluntariamente a la Casa Blanca."Si el fiscal Starr confirma esas acusaciones, el Congreso podría iniciar el impeachment", auguró Henry Hyde, presidente del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes. Ése es el organismo encargado de desencadenar el mecanismo constitucional por el cual el poder legislativo puede cesar al titular de la Casa Blanca. "Mentir e incitar a la mentira", añadió Hyde, "son delitos muy graves".

El desencadenante de la tormenta fue la noticia difundida por los diarios The Washington Post y Los Angeles Times y la cadena televisiva ABC News según la cual el fiscal Starr ha salido del territorio circunscrito por la relación del matrimonio de Bill y Hillary Clinton con el oscuro caso inmobiliario Whitewater, para penetrar de lleno en el caso Jones. Janet Reno, titular del Departamento de Justicia, y los tres jueces que supervisan el caso Withewater le han concedido permiso para hacerlo.

Starr ha obtenido luz verde para investigar una historia que circulaba como rumor desde el pasado fin de semana en los mentideros de Washington y algunas páginas de. Internet. Se trata de averiguar no sólo si el presidente sostuvo una relación sexual con una empleada de la Casa Blanca, sino de algo más serio: si la está empujando a mentir en circunstancias en que ella se encuentra bajo juramento. En ese caso cometería los delitos de obstrucción a la justicia e incitación al perjurio.

Según las nuevas acusaciones que pesan sobre Clinton, Mónica Lewinski, una ex empleada interina de la Casa Blanca que luego trabajó en el Pentágono, le contó a una compañera de su nuevo lugar de trabajo que tuvo una larga relación sexual con Clinton y que éste y Vernon Jordan, amigo y abogado del presidente, la estaban presionando para que lo negara.

Lewinski trabajó como empleada administrativa interina en la Casa Blanca durante un año y medio (1995-1996), período durante el que se prolongó su supuesta relación con Clinton. Más tarde se trasladó al gabinete de prensa del Pentágono, que dejó hace unas semanas para instalarse en Nueva York.

Las conversaciones con Lewinski fueron grabadas por su compañera de trabajo Linda Tripp, que también trabajó en la Casa Blanca antes de ser trasladada al Pentágono, y que es furibunda enemiga de Clinton. El fiscal Starr dispone de más de 10 horas de confidencias grabadas en las que Lewinski le cuenta a Tripp sus amoríos con el presidente. También le dice que Clinton le ha encargado al abogado Jordan que la presione para que mienta.

El presidente y su equipo legal querían impedir que se enteraran del asunto los abogados qué representan a Paula Jones en su denuncia de acoso sexual contra Clinton. Para apuntalar las acusaciones de su cliente, los abogados de Jones llevan meses buscando elementos que demuestren que Clinton es un mujeriego impenitente. Linda Tripp les puso sobre la pista de dos presuntos casos ocurridos en la Casa Blanca.

Uno es el de Kathleen Willey, que afirma que Clinton la asaltó en el Despacho Oval. Willey ha declarado por escrito en el sumario Jones que un día entró en el despacho de Clinton para pedirle un ascenso y que éste la empezó a besar y manosear diciendo: "Siempre he querido hacer esto". El otro caso es el de Lewinski.

En una declaración jurada escrita el 7 de este mes, Lewinski desmintió a los abogados de Jones haber sostenido ninguna relación con Clinton. Esa declaración se encuentra en poder del juez que instruye el caso Jones. "En estos momentos", dijo ayer su abogado, "ella sigue manteniendo esa posición". No obstante, Lewinski será interrogada personalmente mañana por el equipo que defiende a Paula Jones.

El sábado, Clinton respondió bajo juramento durante 6 horas a las preguntas de los abogados de Jones. Negó haberla acosado en un hotel, de Little Rock en 1991. También negó haber tenido relaciones con Lewinski. De probarse que mintió en lo último, sería responsable de perjurio.