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La reconstrucción del pecho con tejido natural plantea aún muchas incógnitas

Especialistas españoles analizan la nueva técnica

"Es ciencia ficción". O, en el mejor de los casos, "un futurible muy lejano". Y además crea falsas expectativas, opinan oncólogos y cirujanos españoles. El anuncio fue una sorpresa para la comunidad científica: unos investigadores de Boston (EE UU) presentaban este mes en el seminario británico The Sunday Times una técnica revolucionaria que permitiría recomponer un 'pecho —que ha' sido amputado— con tejido natural.

Una muestra de grasa y células sanguíneas tomadas de la propia mujer, en las nalgas o en los muslos, se implantaría en el pecho, dentro de un molde de plástico; esta muestra se cultiva ría para que las células se multipliquen y formen masa mamaria, que acabe rellenando el hueco dejado por una amputación. El molde de plástico —biodegradable, para que desaparezca el plástico— iría dando la forma natural del pecho; incluso fabricaría un pezón.

Primer problema: "Si el cáncer tiene una predisposición genética, 'crear una mama de las mismas características genéticas que tenía no es útil, porque el gran problema es que el tejido de las mamas es muy fácil de alterar y producir cáncer. Y si estamos implantando las mismas células de una mujer que ya lo ha sufrido puede tener posibilidades de que se le reproduzca. Hasta que no conozcamos el mapa genético del cáncer y sepamos curarlo genéticamente no es útil volver a reproducir una mama con sus propias condiciones, es muy arriesgado", explica José María Serra, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Clínico, de Barcelona. "Yo no lo haría", zanja.

Segundo problema: Las células del tejido mamario y las del pezón son diferentes, porque éstas tienen que responder a una estimulación para poder ejercer su función alimentaria. Y por lo tanto necesitan un desarrollo previo hormonal, que se produce en el embarazo, "¿Cómo consigues una célula que, por mucho que se reproduzca, logre formar un pezón que tenga dentro sus propios conductos lactófonos?", plantea el cirujano Javier Matos, y miembro de la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria.

Otra incógnita: "¿De qué forma logras que esas células acaben teniendo una forma y tamaño determinados?", continúa Matos. Plásticos biodegradables —material del molde, que se absorbería— no hay ninguno, continúa. "Y ésta es una de las grandes complicaciones".

Última complicación: "Cultivos se hacen todos", explica Francisco Calero, jefe del servicio de Ginecología Oncológica del hospital La Paz, de Madrid. "Pero que esos cultivos se trasplanten, en este caso a una zona extirpada, y prendan en una situación donde no existe circulación sanguínea, es un poco difícil", argumenta. Porque, cuando reconstruimos una mama con tejido del abdomen o de la espalda —que ya se realiza—, se deja un colgajo por donde circulan todos los vasos sanguíneos, y así se mantiene la circulación. Si no, lo que ocurre es que los vasos se necrosan (gangrenan), aclara Calero. Esta nueva técnica "deja, por lo tanto, muchas lagunas y tiene pocos 'usos de realidad próxima; además, produce impacto en gente que ansía una solución", advierte.

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