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La antología "Lecciones de cosas", de Ángel González, incluye ocho poemas inéditos

El autor afirma que la ironía y la nostalgia marcan su poesía

, "El conflicto entre el tiempo histórico o colectivo, que siempre está viniendo, y mi propio tiempo. biográfico, que siempre se está yendo, es el tema de mi poesía" afirmó ayer Ángel González (Oviedo, 1925), que presentó en Madrid su antología Lecciones de cosas y otros poemas (Círculo de Lectores), una reedición del volumen crítico publicado en Cátedra en 1980. La obra incluye, junto a textos de sus últimas entregas, ocho poemas inéditos que aparecerán en su próximo libro, De otoños y otras luces.

"Ahora daría la vuelta a aquel. lema clave de uno de mis primeros poemarios, Sin esperanza, con convencimiento, hasta convertirlo en Con nostalgia, sin convencimiento", explica González, mientras corrige aquel sagaz testimonio de Jaime Gil de Biedina -uno de los grandes afines a sus preocupaciones estéticas, en su misma generación del cincuenta, según coincidieron en emparentar el propio autor y el presentador del libro, Miguel García-Posada-, sobre que la nostalgia es un sentimiento más bien juvenil, que se atenúa con la edad. "Yo creo que se incrementa; lo que ocurre es que, a la par, crece también el escepticismo, y ambos se amortiguan con la ironía. Este elemento, al igual que la parodia, es clave en mi poesía; supone un distanciamiento preventivo frente a lo elegíaco, e incluye también una rebeldía frente a la posible inutilidad de la palabra", manifestó.González no admite la distinción establecida por Eliot entre los poetas cantores, más elípticos e intempestivos, y los poetas cantantes, más seductores y testimoniales, en el seno de cada generación. "No creo que la valía de una poesía sea patrimonio, de una determinada corriente, más incardinada o más metafísica", dice el autor de Prosemas o menos, quien en uno de sus poemas emblemáticos ironizó sobre la paradoja de que mientras la crítica lo acusaba de realista sus vetustas tías lo tildaban de idealista perdido. "Recuerdo que con la eclosión culturalista de los novísimos algunos poetas de mi promoción hicieron lo imposible por sacudirse el rótulo de realistas o de poetas de la experiencia, que hasta entonces llevaron a gala", expresa. "Yo siempre me he sentido muy cómodo en la definición de realismo, entendiendo la realidad no como una mímesis sino como un material a utilizar".

Miguel García-Posada definió a Ángel González como "uno de los grandes poetas civiles de su generación", y señaló la solidaridad, la veta elegíaca, la poesía amorosa y el tema del tiempo como sus principales vectores éticos y estéticos. "En su poesía, ambas dimensiones, moralidad y modo de expresión, resultan indisociables", señaló el crítico literario, para destacar también cómo, a través de los versos de González, "el lector puede reconocerse en la peripecia de un hombre cualquiera de este fin de siglo, cansado de mitos y ficciones y atribulado frente a un porvenir incierto". García-Posada elogió, asimismo, la intencionalidad comunicativa" y "la voluntad de transparencia" que ha orientado en todo momento la obra del poeta asturiano.

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