Murray Perahia vuelve al piano tras cinco años de lesión en un dedo
"Estuve desesperado", declara el artista, que ha grabado dos obras de Schumann
, Murray Perahia, uno de los más dotados pianistas de su generación, apreciado por su elegancia, autoridad musical y sensibilidad poética, ha vuelto al trabajo, muy ocupado y enormemente aliviado. Durante cinco años, Perahia, que el pasado mes de abril cumplió 50 años, padeció una lesión en el dedo que estuvo a punto de acabar con su carrera de pianista -"Durante algún tiempo estuve desesperado", declara-. Su última grabación, de Sony, borra cualquier rastro de duda. En ella toca la Kleisleriana, de Schumann, y la Sonata número 1 con un dominio, un colorido y una espontaneidad impresionantes.
Las dudas sobre su salud pianística fueron acalladas en un recital celebrado en el Carnegie Hall el pasado mes de abril y que tuvo una buena acogida. Perahia realizó el mes pasado un extenso recital de música norteamericana en el Avery Fisher Hall. Volver a ponerse a punto ha sido una prueba muy dura para él. Perahia, que nació en el Bronx y que hoy reside en Inglaterra, cuenta su caso. "El pronóstico era muy malo. Pasé mucho tiempo alejado del piano, estudiando música, especialmente a Bach, pensando y estando ahí, sin más. Pero al final eso me proporcionó una especie de fuerza interior que probablemente no habría tenido si no hubiera sufrido este revés. Dicen que el sufrimiento te hace crecer, pero mientras lo estás pasando no te lo parece".La lesión empezó por un corte con un papel, aparentemente insignificante, en el pulgar derecho, en 1991. En aquella época, Perahia grababa el Winterreise, de Schubert, junto al barítono Dietrich Fischer-Dieskau en Berlín. No hizo caso del corte y el dedo se le hinchó mucho.
"El médico me dijo que se me había infectado y me recetó antibióticos", dijo. "Tres días después, me encontraba perfectamente. Volví a mi actividad normal e hice grabaciones de conciertos de Mozart con la Filarmónica de Berlín, pero los antibióticos me hacían sentirme mal, así que dejé de tomarlos. No acabé el tratamiento".
Luego vinieron años difíciles. Volvió la hinchazón, hasta el punto de que se le torció el pulgar. Se le sometió a cirugía de exploración. Hace tres años pudo tocar de forma satisfactoria durante un breve periodo.
Luego el problema volvió a presentarse. Los médicos diagnosticaron que se le había producido un saliente en el hueso, posiblemente como resultado de otra infección diferente, producida 16 años antes. Una operación, realizada en septiembre de 1996, solucionó el problema, pero durante los meses que siguieron tuvo que tener cuidado con lo que tocaba.
El peor momento
"El peor momento de todos fue después de ese periodo de nueve meses tocando, cuando parecía que el problema volvía a aparecer, y esta vez de veras", dijo. "Afortunadamente, contaba con mi familia".Perahia y su mujer, Ninette Sohet, de ascendencia judeo-iraquí, tienen dos hijos pequeños: Benjamín y Rafael. No muestran demasiada inclinación por la música, según dice sin excesiva pena. ¿Les gustan sus conciertos? "Asisten a ellos", dice lacónicamente. "No estoy seguro de si les gustan o no". Perahia y su familia llevan varios años viviendo en Ealing, en las afueras de Londres". Alaba la civilización y la cultura británicas, así como su proximidad a otras ciudades europeas.
Su infancia no fue tan refinada. Se crió cerca del estadio de los Yankees, pero nunca iba a los partidos. "No me interesaban lo más mínimo", cuenta. Su padre era sastre y su madre secretaria. Ninguno de los dos era aficionado a la música.
Al principio de su carrera era tremendamente desgarbado, tanto en el escenario como en persona. Julius Levine, contrabajista y famoso director de música de cámara, lo recuerda como "uno de los tres jóvenes pianistas más destacados de aquellos días" en el Festival Marlboro de Vermont, en los últimos años de la década de los. sesenta, junto a Richard Boode y Peter Serkin. Pero Perahia era muy crítico consigo mismo.
"Ya sabe que muchos músicos no pueden dormir la noche anterior a un gran concierto", dice Levine. "Murray no dormía la noche después de un gran concierto. Y no era una pose. No obstante, tenía una confianza realista en sus posibilidades. No presumía de ello, pero tampoco lo ponía en duda".
Thomas Frost, el productor que contrató a Perahia para Clásicos Sony, por aquel entonces llamado CBS Masterworks, hace 25 años, recuerda que en aquel tiempo el joven pianista era vegetariano y estaba muy delgado.
"Tenía un aspecto muy frágil", dice Frost. "Claro que Chopin también lo era. Pero cuando tocaba transmitía un carisma que procedía de un compromiso de extraordinaria intensidad con la música que estaba tocando".
Babelia
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