¿Violencia doméstica?

Me pregunto por las causas de esta oleada de crímenes que ha dado en llamarse violencia doméstica. Me pregunto también por la reacción confusa, tardía pero nada desdeñable, frente a un problema añejo que supera al del terrorismo con creces.Está bien que se legisle, llenando un vacío jurídico que lo pide a gritos, que se ejerza la ley empezando por concienciar a las autoridades competentes. Pero eso, por sí solo, no es ir al fondo del asunto. Además, hay que preguntarse por sus causas y tratar de corregirlas. La mayoría de estos 61 crímenes (y no me refiero a los casos de violencia física y psicológica que se ocultan a diario en las clínicas o que cada uno lleva como Dios le da a entender) se produjeron en esos casos en que el marido debía abandonar el hogar contra su voluntad, generalmente por violencia y excesos debidos al alcohol, o cuando a ex cónyuge reorganizaba su vida de pareja; cosa menos frecuente, por otra parte, porque la mujer suele tener la familia a su cuidado, y la realidad nos dice que la mayoría de los padres divorciados no asumen sus tareas, al menos no las más comprometidas, ni cumplen sus pactos.

¿Tendrá que ver en esto la muerte del alter ego como en el dramático caso de Althusser? ¿Se trata, como dice Patricia Higlismith, de que cuando el hombre se "siente" en un callejón sin salida mata? ¿0 será un modo de cobrarse la pérdida de una enojosa propiedad? Sorprende que cuando se trata este problema con hombres cultos -y excluyo entre éstos al vicepresidente Alvarez Cascos- se les ocurren insólitos argumentos justificativos, cuando no creo que ni el crimen de Granada ni ninguno puedan tener justificación.

Si todo esto quiere decir, que hay quienes no consideran la gravedad de este asunto y además lo justifican, deberíamos comenzar por ahí. Confío en que la reciente publicación de estos sucesos ayude a ver el peligro de mentalidades que, como en el caso del racismo, constituyen la antesala de la barbarie y la amparan. Y estamos, que sepamos, ante 61 casos de barbarie en la España de 1997. No la justifiquemos, colaboremos, por favor, para eliminarla.-