No es imposible

Me refiero a la polémica sobre la enseñanza de la historia de este territorio que en los últimos siglos ha sido designado como España pero que en años recientes parece disfrutar de menos unanimidad patriótica de lo que apetecen algunos. Muchos querríamos que esta historia pudiera explicarse sin editoriales, es decir, sin atribuciones morales, como la evolución de una sociedad que, no sin grandes sufrimientos, jamás ha cejado en su búsqueda permanente de la felicidad y liberación individuales. A finales del siglo XX, el hombre se aproxima a estos objetivos, cuya consecución coincidirá, creo, con el fin de entidades colectivas impuestas y la evolución hacia otras formas societarias más razonables.¿Explicar la historia con sensatez? ¿Por qué no? Hace 11 años, siendo embajador de Espa ña en los Países Bajos, me cayó encima una pepla de las habituales en la diplomacia: pronunciar un discurso de relleno en un acto solemne de la Universidad de Leyden, empeñada entonces en celebrar un centenario relativo al imperio español y su sangrienta dominación de Flandes. Por dar coba, dije que la rebelión de Flandes había sido el primer acto heroico de afirmación del individuo tras el Renacimiento. Luego añadí (puede que con temeridad) que en España no nos importaría gran cosa que se escribiera la verdadera historia de este Periodo. ¿Tan difícil era reunir a tres historiadores españoles y a otros tres holandeses, gente civilizada y de saber y poco inclinada al patrioterismo, para que nos explicaran los hechos sin colorearlos en exceso? Recibí muchos parabienes de la Academia por mi valentía y ahí quedó la cosa. ¡Entre gente civilizada y hoy socia europea!

¿Imposible de conseguir? Austriacos e italianos han publicado recientemente una historia consensuada de las relaciones entre ambos países en los últimos cien años. A nadie se le han caído los anillos y el texto se estudia en los colegios a un lado y otro de aquella frontera. Ya ve, señor director.-