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El juzgado ratifica el despido de un trabajador acusado de sabotaje a la central de Cofrentes

El juzgado de lo social número 2 de Salamanca ha ratificado los argumentos en los que se basó la Empresa Nacional de Uranio (ENUSA) para despedir el pasado mes de septiembre al trabajador Manuel Méndez Acosta, por considerarlo responsable de dañar seis barras de circaloy (aleación especial) de elementos combustibles nucleares, enviados desde la fábrica de Juzbado (Salamanca) a la central nuclear de Cofrentes (Valencia) para la recarga del reactor. Al detectarse en la central el envío defectuoso se devolvió la carga íntegra a la planta de Juzbado (ver EL PAIS, 11 de octubre 1997).El trabajador, empleado en el área de control de calidad, había recurrido el despido ante el juzgado de lo social cuyo titular, el magistrado José Ramón González Clavijo, ha desestimado la demanda de despido nulo.

En la sentencia, el magistrado ha tenido en cuenta los informes presentados por un perito independiente y un ingeniero de ENUSA en el juicio celebrado el 18 de diciembre pasado, donde ambos explicaron los motivos por los que se consideraba que sólo Méndez Acosta pudo ser el autor de los daños causados en las varillas con pastillas de uranio enriquecido.

Según ese criterio, los deterioros -consistentes en puntazos en la capa externa de las barras- fueron realizados con un punzón propiedad del trabajador despedido y el lugar elegido para ello fue la sesión de rayos X, la instalación más recóndita de la planta de Juzbado y aprovechando la ausencia del responsable para comprobar radiografías, ya que se trata del único momento en el que las cargas pudieron ser vulnerables. Los técnicos han establecido que esos daños se produjeron entre los días 5 a 21 de febrero de 1997, tras analizarse la secuencia del paso de barras por la sección.

La empresa acuso a Manuel Méndez de haber causado intencionadamente el deterioro de varillas de combustible de uranio enviadas a la central de Cofrentes el pasado mes de junio, tras comprobar pericialmente que otros 29 empleados, susceptibles de hallarse implicados en el sabotaje, quedaban descartados. El titular del juzgado de lo social que ha dictado la sentencia, sancionando los criterios expuestos por ENUSA, visitó y recorrió las instalaciones de la fábrica de elementos combustibles nucleares en Juzbado el día antes de la vista oral, dada la complejidad técnica del caso.

Querella

Manuel Méndez, de 41 años, que trabajaba en la fábrica desde enero de 1985 y fue despedido el pasado 16 de septiembre, interpuso demanda de despido nulo porque, como mantuvo durante el juicio, no se consideraba autor de los daños en las varillas con uranio enriquecido, al tiempo que sostuvo que los daños advertidos en las barras de circaloy fueron causados por la falta de seguridad y fallos de control de calidad en la planta. En su declaración en el juicio señaló que desde su puesto de trabajo "es imposible dañar las barras interiores de la estructura" (elementos combustibles, que engloban las varillas).El trabajador despedido mantiene todavía una querella por calumnias e injurias contra el director de organización y recursos humanos de la fábrica por haberle acusado de ser el responsable del sabotaje detectado en las varillas con carga de uranio enriquecido.

Fechas atrás, el juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 3 de Salamanca archivó una denuncia de ENUSA contra Manuel Méndez, por entender que faltaban pruebas contra el trabajador para considerarlo autor del sabotaje, ante lo cual el fiscal decidió no recurrir la medida dictada por el titular del juzgado.

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