Las bibliotecas

La barbarie en Bosnia nos ofreció imágenes dantescas de muerte y destrucción. Una de estas dramáticas visiones fue tomada inmediatamente después de la destrucción de la biblioteca de Sarajevo. Se consumaba, por parte de los enemigos de la humanidad, la gran escenificación que siempre caracterizó a estos energúmenos: muerte, destrucción y, para rendondear la jugada, devastación de lo más sagrado entre todo aquello que unPasa a la página siguiente Viene de la página anterior

pueblo puede atesorar, su memoria histórica.

Si algo demostraron los ciudadanos de Sarajevo durante el asedio, al margen de su capacidad de resistencia, fue sin duda su afán de participación en actividades culturales. Causaba emoción ver cómo asistían a representaciones teatrales o conciertos, en el infernal marco que les estaba tocando vivir.

En general, en el resto del planeta, la lectura, como sana práctica de ensanchamiento mental, así como las bibliotecas, centros donde rezuma la cultura y los ciudadanos pueden hacer acopio de ella ocupando su tiempo libre,no han sido, ni son desgraciadamente, algo que preocupe y ocupe excesivamente a la población ni a los gobernantes. Esta circunstancia constituye un caldo de cultivo ideal en el que la informática, con sus variantes multimedia, se pretende que pase a ocupar un lugar preponderante, y desde hace algunos años se viene pronosticando la caída del libro como instrumento de transmisión cultural. Opino que tanto la versión física de una amplia colección encuadernada de conocimientos y de relatos, como el romanticismo que ello conlleva, difícilmente habrán de ser jamás desplazados por los productos informáticos multimedia. Que tales productos sean de gran valía no se cuestiona, lo son y mucho. Pero de ahí a que en un futuro más o menos lejano todo el conocimiento y la fabulación no tengan más que este soporte físico, creo que nunca ocurrirá.-