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Yeltsin cree que 1998 será mejor, pero Gorbachov pero teme un giro dictatorial

El presidente Borís Yeltsin prometió ayer que 1998 será un mejor año para los rusos, pero su antecesor, el ex líder soviético Mijaíl Gorbachov, fue mucho menos optimista al opinar que el país se encuentra al borde de una situación explosiva en la que fuerzas dictatoriales podrían lograr el poder.

"Hemos tenido estabilización financiera y, ahora debemos garantizar un crecimiento económico", dijo Yeltsin en el Kremlin durante una ceremonia de 50 minutos dedicada a condecorar a una serie de personajes de la cultura rusa. Antes de comenzar sus vacaciones en el lago Valdái, en la provincia de Nizhni Nóvgorod, el programa del presidente será muy liviano: los rusos descansan desde el mediodía de mañana hasta el lunes, y ese día Yeltsin comenzará su descanso oficial de dos semanas.Gorbachov, en una entrevista con el canal de televisión NTV, considera que no se puede seguir con la actual política y que Rusia se encuentra ante un dilema: o el Gobierno cambia y "los acontecimientos se desarrollan por el cauce democrático" o, si insiste en su política ultraliberal que sume a la mayoría de la población en la pobreza, "puede surgir una situación explosiva en la que fuerzas autoritarias -perdón, los autoritarios ya están en el Gobierno-, fuerzas dictatoriales podrán conquistar el poder".

Gorbachov asegura que para poder modificar la política del Gobierno es necesario cambiar el Gabinete y adoptar un programa menos radical que el impulsado por Anatoli Chubáis, el viceprimer ministro responsable de la reforma económicas. Gorbachov reconoció que Chubáis defiende sus propias ideas -"algo digno de respeto"-, pero le acusó de extremista, de ser capaz de "liquidar la mitad de la industria y dejar en el paro a la mitad de la población con tal de conseguir sus fines".

En cuanto a las elecciones presidenciales del 2000, Gorbachov tiene puestas sus esperanzas en personajes como el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, el general retirado Alexandr Lébed y el jefe del partido reformista, Yábloko Grigori Yavlinski, y opina que si logran ponerse de acuerdo y se unen en tomo a un candidato común podrán ganar los próximos comicios.

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