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"La defensa de la libre expresión no es un ejercicio retórico"

Amelia Castilla

Está amenazado de muerte. El escritor y poeta mexicano Homero Aridjis (Contepec, 1940) denunció las agresiones a periodistas y las violaciones de derechos humanos en su país, poco después de ser elegido el pasado mes de agosto presidente del Pen Club Internacional. La respuesta del terrorismo no se hizo esperar: él mismo está en el punto de mira. Pese al estado de miedo en que vive México, la propuesta de este poeta, que presidirá el Pen Club hasta el año 2000, es que la organización en la que participan miles de escritores de más de 70 países "se enfrente a los fundamentalismos políticos y religiosos, la destrucción del ecosistema terrestre y el aniquilamiento de las culturas indígenas".El activismo del nuevo presidente del Pen Club asustó a algunos de sus miembros, quienes protestaron porque pensaban que el Pen (siglas de poetas, ensayistas y novelistas) se iba a convertir en una organización de defensa de los derechos humanos y del medio ambiente.

Aridjis, que fue elegido por mayoría absoluta en el curso de un congreso internacional celebrado en Edimburgo el pasado mes de agosto, logró convencerles de que iba a rescatar la actividad literaria, a la vez que trabajaba por la libertad de expresión. "El Pen me ha salvado la vida y me ayuda a que viva en el exilio", argumentó un escritor surafricano en la asamblea en la que se debatió su nombramiento tratando de equilibrar la balanza del lado de los que piensan que el escritor no es un ser aislado.

El presidente del Pen Club Internacional ha comprobado en carne propia que "la defensa de los derechos humanos y de la libertad de expresión no es un ejercicio retórico". Ninguna de las autoridades políticas o culturales de su país le felicitó tras ser elegido presidente de la asociación internacional de escritores. "Hay países europeos donde se puede vivir apartado de la problemática social e histórica, pero en lugares como del que yo vengo, eso es imposible. El escritor vive en los distintos niveles de la realidad?", afirmó Aridjis. Este poeta, que compartió candidatura con un escritor checo que había estado encarcelado y una escritora italiana que había pasado por un campo de concentración, contó con el apoyo de escritores como Seamus Heaney, Nadine Gordimer, Octavio Paz, Paul Auster y Susan Sontag, entre otros. El poeta y novelista mexicano es el segundo presidente del Pen Club de origen latino. Su predecesor fue Mario Vargas Llosa.

Aridjis, que pasa las navidades en Madrid, se encontró la mañana del miércoles, cuando fue a buscar a su hija al aeropuerto, con la noticia de los indígenas asesinados en una aldea del Estado mexicano de Chiapas. "¡Qué horror!", acertó a decir el escritor. "En México nos encontramos en un estado de terrorismo social, la sociedad vive en un estado de miedo permanente por su seguridad".Como presiente del Pen Club hay tres comités que le interesa promover: el de mujeres escritoras, el de tradición y lingüística y el de la paz, el más activo de todos. Este último publica informes anuales sobre las agresiones constantes que sufren los escritores en el mundo. Turquía, China, Irán, Irak o Nigeria encabezan la lista de violaciones de derechos humanos junto con Perú, México o Cuba.

Entre los proyectos del nuevo presidente se cuenta la creación del comité de cultura y medio ambiente. Otro de los problemas que espera resolver durante su mandato es lo que denomina "la laguna española". No entiende que no exista el Pen español. "España es uno de los pocos países que no participa en los congresos internacionales. Funciona un Pen gallego, otro vasco y otro catalán, pero no hay ninguno en castellano". El tema del idioma es otra de las tareas pendientes del presidente del Pen Club. Francés e inglés son las lenguas oficiales del Pen Internacional, pero el presidente pretende que se incluya también el español.

El problema de los derechos de autor en el siglo XXI es otro de los asuntos que este colectivo debería resolver en breve. Aridjis es partidario de crear una ley nueva para la era electrónica, puesto que "ya funciona la librería virtual y existe la posibilidad de leer y reproducir un libro en pantalla". Su objetivo de cara al nuevo milenio es dejar a sus sucesores un Pen "dinámico, abierto y democrático" y para conseguirlo es fundamental "la participación de los escritores jóvenes. El funcionamiento de los Pen locales es muy irregular. Hay países, como Estados Unidos, donde son muy activos, pero su caso es casi una excepción".

Mientras trabaja por lo que cree debería ser el Pen Club para el siglo XXI, Aridjis ultima un ensayo, Apocalipsis con figuras, que Taurus publicará en España en los próximos meses, en el que aborda el problema de los mesianismos y de los falsos profetas. Para este escritor, autor, entre otras, de tres novelas históricas relacionadas con España, su definición de poeta es la dé alguien "que participa en la vida de su tiempo".

El Pen Club se fundó en 1921 en Londres. G. Bernard Shaw, Joseph Conrad y H. G. Wells lo concibieron como un club de escritores típicamente inglés, pero la realidad acabó por superarles y de las discusiones de café pasaron a la actividad más frenética. Gracias a la campaña internacional de protesta que montó el Pen "se consiguió salvar la la vida del escritor Arthur Koestler, condenado a muerte en la España franquista". El Pen combatió también el comunismo soviético al convertirse en uno de los principales defensores de Solzhenitsin cuando este fue deportado a Siberia y destacó por sus presiones internacionales para conseguir que el escritor pudiera abandonar la Unión Soviética.

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