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La conciencia social del laborismo

"No me eligieron para ser el portavoz de los disminuidos. Tampoco me eligieron para darles una patada en los dientes. Escribo, no como ciego, sino como un ministro preocupado por el bien y el mal". Con estas frases comenzaba David Blunkett su crítica carta en la que desvela "una grave ansiedad" por las reformas de Tony Blair en el capítulo de ayudas sociales. El distanciamiento de los más vulnerables que expresa en su documento es el lema que rige la actuación de este políico, titular de Educación y ciego de nacimiento.

"Considero la ceguera como un inconveniente más que uña invalidez", afirma el representante de la izquierda laborista que, en los años ochenta, defendió el programa modernizador de Neil Kinnock.

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Desde su llegada al ministerio el pasado mayo, pocos cambios se han efectuado para acomodarle. Las cartas, por ejemplo, se graban en casete, dejando huecos para que el ministro dicte sus respuestas. Otros documentos se escriben en Braille, en unos formatos de papel que no caben en las tradicionales cajas rojas ministeriales. Eso sí, en el departamento se sigue un turno riguroso para sacar a pasear a Lucy, la perra de Blunkett.

Divorciado, padre de tres hijos y huérfano desde los 12 años, cuando su padre murió en un accidente industrial. La seguridad en el trabajo es otro capítulo de la revisión gubernamental sobre el que exige un replanteamiento por parte de Blair.

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