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Blair sale al paso de la división de su Gobierno por las discrepancias sobre la política social

El primer ministro británico, Tony Blair, intentó disipar ayer con una respuesta pública las informaciones sobre la división del Gobierno en torno a la revisión del presupuesto para beneficios sociales. "El Gabinete está unido ante los principios gubernamentales de la reforma del Estado de bienestar" escribió ayer Blair en el periódico Daily Mail. La fisura en su equipo quedó expuesta el día anterior, al hacerse pública una nota interna y confidencial de David Blunkett, el ministro de Educación, en la que éste expresaba "una gran ansiedad" ante los recortes de beneficios sociales proyectados por el Gobierno.

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El primer recorte, que afecta a las madres y padres solteros, se aprobó en el Parlamento de Westminster con el voto en contra de 47 diputados laboristas y la oposición de los sondeos de opinión el pasado 8 de noviembre. Un día después, Blunkett envió su carta crítica al ministro de Hacienda, Gordon Brown, y a otros compañeros de su departamento. En concreto, el titular de Educación denuncia los "profundos recortes" en la ayuda estatal a "las personas minusválidas" como una "parodia de nuestras declaraciones sobre exclusión social y construcción de una sociedad más justa". Poco después, Blunkett protestó por la filtración, negó su oposición al primer ministro y se declaró ayer partidario de la reforma del Estado de bienestar.Aunque nadie lo había expresado con tanta claridad, la revisión del presupuesto estatal destinado a los enfermos y discapacitados estaba cantada. Este apartado costó a los contribuyentes en torno a los 23.500 millones de libras (unos 5,6 billones de pesetas) en 1996, que equivalen al 24% del presupuesto de 97.000 millones de libras que repartió ese año la Seguridad Social británica. Tan sólo los pensionistas, con un 42%, reciben una proporción más elevada del gasto total de este ministerio. Este grupo, sin embargo, tiene asegurada su situación, al menos a corto plazo, en virtud de los compromisos electorales del actual Gobierno.

Los descontentos

Fuentes del Partido Laborista sugirieron ayer que Blunkett no es el único descontento con la vía emprendida por Blair, patrocinada por Brown y materializada por la titular de Seguridad Social, Harriet Harman. Otros miembros del Gabinete -hasta un total de cinco, según The Independent- parecen dispuestos a combatir cualquier reforma que afecte a las capas más necesitadas de la sociedad. En opinión del citado diario, Blair, que a menudo ha prometido tomar "decisiones difíciles" respecto al Estado de bienestar, se ve ahora obligado a decidir entre retractarse ante su electorado o mantener una trifulca gubernamental.La oposición conservadora, cuyos intentos de reformar la Seguridad Social fracasaron en sus años de gobierno, denuncia la falta de un plan coherente y advierte igualmente de que los recortes indiscriminados -como "tajadas de chorizo"- afectan a los "más necesitados y vulnerables" de la población.

Blair se mantiene combativo y, en su escrito en Daily Mail, asegura que ni Ias filtraciones ni la interpretación sensacionalista de sus contenidos" frenarán al Gobierno en sus objetivos. "El cambio se hará con sensibilidad, y protegeremos a los desvalidos. Yo mismo me encargaré de ello. Pero el cambio es necesario, y lo haremos", advertía.

Después de visitar la catedral de Durham, en el norte de Inglaterra, el primer ministro repitió ayer el mismo mensaje: "Debemos asegurarnos de que la gente realmente necesitada reciba la ayuda que requiera. El sistema está fallando ahora porque crecen tanto la pobreza como la factura de la Seguridad Social", señaló.

Mientras, un grupo de disminuidos físicos protestó ayer enérgicamente. ante la verja de la residencia del primer ministro, en anticipación a los esperados recortes. Con gritos de "Blair tiene las manos manchadas de sangre", los manifestantes anunciaron que defenderán sus derechos hasta el fin.

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