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Los mandos militares peruanos acatan las órdenes de Fujimori y regresan a sus bases

La crisis política originada por el enfrentamiento entre el presidente de Perú, Alberto Fujimori, y la cúpula militar con la que cogobierna desde el autogolpe de abril de 1.992, pareció solucionarse, de momento, a última hora de ayer, cuando los principales comandantes militares, acataron una orden presidencial, dictada el mediodía del pasado sábado, que les conminó a regresar a sus bases y a abandonar la reunión que tenían en Lima. Sin embargo el hecho de que Nicolás Hermoza siga al frente del Ejército indica que los enfrentamientos con Fujimori no parecen haber terminado.

Fujimori, en un escueto comunicado -13 líneas- dirigido al comandante general del Ejército, general Nicolás de Bari Hermoza, dispuso que los jefes de las regiones militares y mandos castrenses que estuvieran en Lima se reintegraran a sus puestos de mando.En un comunicado dirigido hoy a Fujimori, el ministro de Defensa, el general César Saucedo, señala que se ha cumplido la orden presidencial y que "los comandantes generales de las Regiones Militares y jefes de Grandes Unidades, se encuentran actualmente en las sedes de sus respectivos comandos".

La disputa por la autoría de la Operación Chavin de Huántar, que terminó con la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima a manos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), el 22 de abril pasado, ha concluido en un enfrentamiento público entre el presidente Fujimori y el comandante general del Ejército, cada uno de los cuales se atribuye todos los méritos de la operación.

Este es el tercer grave enfrentamiento entre Hermoza y Fujimori, después del autogolpe de Estado de 1992.

El primero se produjo en diciembre de 1996, cuando agentes de espionaje del Ejército secuestraron al general Rodolfo Robles, quien había -acusado de asesinato a miembros de las fuerzas de seguridad dirigidos, en su opinión, por el general Hermoza y el asesor presidencial, Vladimiro Montesinos. El segundo fue un gigantesco operativo para quitar la nacionalidad y el canal de televisión al ciudadano de origen israelí Baruch Ivcher. Dicha emisora emitía cada semana denuncias sobre asesinatos y torturas realizados por agentes de los servicios secretos contra sus propios colegas. Asimismo, ese canal dio a conocer que Montes¡nos tenía ingresos mensuales de unos 45.000 dólares (unos 6,5 millones de pesetas). En este último caso actuaron claramente unidos Hermoza y Montesinos frente al jefe del Estado. Sin embargo estas disputas parecieron quedar en el olvido cuando el 22 de abril pasado fue tomada la residencia del embajador de Japón en Lima. Todos pensaban que el supuesto éxito de la misma -72 de los 73 rehenes fueron liberados con vida tras 126 días de cautiverio- reportaría laureles para el triunvirato. Pero no fue así.

En noviembre pasado el general Hermoza presentó su libro Operación Chavín de Huántar, en el que ofrece detalles del rescate de los rehenes de la delegación nipona. A la cita no fue invitado el presidente Fujimori, pero sí su asesor Vladimiro Montesinos. En el libro aparecen Hermoza y Montesinos como los gestores intelectuales de la operación, restándole importancia al papel jugado por Fujirnori. A su vez Fujimori, en una entrevista a un diario local, el pasado 17 de diciembre -a un año exacto de la toma de la residencia- desmintió a Hermoza. Sostuvo que el operativo fue concebido por él, Montesinos, y dos coroneles del Ejército. A Hermoza sólo le dio la responsabilidad en la ejecución del mismo.

Dos días después los altos mandos de las fuerzas armadas y policiales se reunieron en Lima, para desagraviar públicamente a su comandante general, frente al intento de minimizar su trabajo hecho por Fujimori. A la cita acudieron todos los jefes de regiones militares del país, los jefes de las fuerzas de seguridad, los ministros de Defensa y de Interior, y el propio Montesinos. El jefe de la primera región militar, general Carlos Bergamino, sostuvo en su discurso en clara alusión a Hermoza que "cualquier intento por menoscabar los méritos que usted haya logrado en buena ley gracias a su alto nivel profesional y a sus virtudes personales, lo sentimos como un agravio que afecta a nuestra institución".

Sorda escaramuza

El fondo del asunto es que Fujimori desea deshacerse de Hermoza como comandante general del Ejército, pero no puede. Todas las encuestas de opinión coinciden en señalar que la mayoría de peruanos quiere que Hermoza deje el mando del Ejército.Esta crisis en el triunvirato, se produce cuando Fujimori y los mandos militares acaban de librar una sorda escaramuza sobre las relaciones entre Perú y Ecuador. Los militares pugnan por un salida más drástica, mientras que Fujimori prefiere la vía pacífica. Hay roces, asimismo, por el presupuesto que debería ser destinado a la compra de armamento.

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