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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Franco y los judíos

Enrique Múgica debería ser más prudente a la hora de hacer declaraciones a favor de la dictadura fascista que gobernó España desde 1939 (véase EL PAÍS de estos días pasados, por ejemplo, el del 5 de diciembre). Una vez más, utilizándole a él como voceador, nos están contando lo estupendo y acogedor que fue Franco para los judíos. Ésta es la historia que a Franco le vino -y le viene- muy bien y determinados judíos se dedicaron a expandir por el planeta con enorme éxito, especialmente entre algunas comunidades israelitas que siguen pensando, inocentemente, que el Caudillo fue un gran valedor de su suerte. Lo cierto es que nadie tiene pruebas de sus bondades con los semitas. Hay pruebas, sí, de que determinados embajadores, probablemente por iniciativa propia, hicieron gestiones para que algunos judíos que huían del horror nazi pudieran salir de Europa a través de España. Pero lo de que Franco organizaba estas acciones no sólo es impensable, es que es totalmente incierto. Paloma Díaz-Mas ya lo contó bastante bien en 1986 en su libro Los sefardíes (Riopiedras Ediciones). El señor Múgica, que también se llama Herzog, debería saber que la historia de la dictadura se está escribiendo otra vez, y que se han desmontado ya muchas falsedades de este estilo. No debería poner tanto entusiasmo en sus palabras para ahorrarle (que ya veremos si se ahorran) unos duros al Estado español. Por mi parte, conozco documentos oficiales que prueban que Franco en 1941, mediante su ministro de la Gobernación, inició acciones severas contra los judíos que venían de Europa, y muy especialmente contra los sefarditas. Estos documentos demuestran a las claras que si Hitler gana la guerra, el holocausto hubiera tenido en España un excelente y grandioso epílogo. Tarde o temprano se publicarán. De momento, para abrir boca, le puedo ofrecer al señor Múgica el expediente de depuración de mi padre, el escritor Rafael Cansinos-Asséns, al que le fue retirado el carné de prensa y no pudo volver a trabajar nunca en España hasta su muerte en 1964 por una única acusación: la de ser judío. Este expediente se publicó íntegro en 1993 en el número 15 de la revista Raíces, y hoy cualquiera lo puede consultar en la Web, en el Archivo Rafael Cansinos Asséns: http:// www.cansinos.com.-

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